jornada


letraese

Número 181
Jueves 4 de Agosto
de 2011




Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate

opinion


Julio Montaner*

El tratamiento como prevención

Ante la ausencia de una cura o una vacuna, las nuevas infecciones por VIH siguen acumulándose a treinta años de declarada la pandemia. En contraste, durante los últimos 15 años el tratamiento antirretroviral altamente activo (TARAA) ha evitado la progresión hacia el sida y la muerte de millones de personas. Más recientemente, se ha visto cada vez más que el TARAA tiene un efecto secundario preventivo sobre la transmisión del VIH y de la tuberculosis. Como resultado, la Sociedad Internacional del Sida (IAS, por sus siglas en inglés), con el apoyo de organismos internacionales, organizó el Taller Internacional del Tratamiento como Prevención, después del cual quedó claro que el tratamiento como prevención ha dejado de ser una hipótesis a prueba para volverse una prioridad de aplicación urgente.
La concentración de ARN del VIH-1 es un vector clave de la transmisión del VIH, y el uso apropiado del TARAA es altamente eficaz para reducir ese ARN hasta niveles indetectables, con lo que se reduce la transmisión del virus. Esta reducción contempla los casos de transmisión vertical, de parejas heterosexuales serodiscordantes, y de usuarios de drogas inyectables. Una carga viral más baja debida a la expansión de la cobertura del TARAA está asociada con la reducción de casos de diagnósticos nuevos en Taiwán, Columbia Británica y San Francisco.
El HPTN 052 –un ensayo aleatorio de parejas serodiscordantes– fue suspendido debido a los datos que arrojó un análisis de resultados intermedio. Las parejas participantes tuvieron una asignación aleatoria para que la pareja infectada con el VIH recibiera el TARAA de inmediato o de manera diferida. Los investigadores reportaron una disminución impresionante de 96 por ciento en el riesgo de transmisión del VIH con el TARAA inmediato, que también estuvo asociado con una disminución de 30 por ciento en la progresión de la enfermedad y la muerte, y una reducción de 83 por ciento en la incidencia de la tuberculosis no pulmonar.
Durante la última década nos hemos enfrentado a una fuerte tensión entre quienes defienden la necesidad de agotar rigurosamente cada aspecto del asunto antes de implementar iniciativas de prevención y tratamiento, y aquellos que abogan porque se lleve a cabo la investigación como parte de una estrategia de implementación. Actualmente, en especial a la luz de los primeros resultados del HPTN 052, que aún deben ser reportados detalladamente, no estamos ya en un punto de equilibrio. La evidencia es clara: el tratamiento previene de modo concluyente la morbilidad, la mortalidad y la transmisión. A partir de ahora se deben considerar estas tres consecuencias de manera conjunta. Más aún, necesitamos urgentemente nuevas normas que incorporen el tratamiento como prevención, sin demoras. Sería muy poco ético no ofrecer de inmediato el TARAA a las parejas serodiscordantes.
El modelado matemático ha sugerido previamente que la expansión progresiva de la cobertura del TARAA conduciría a disminuciones proporcionales en nuevas infecciones. Como caso extremo se planteó una estrategia universal de prueba-y-atiende como posible medida para eliminar al VIH; sin embargo, otras personas han cuestionado esta perspectiva. Actualmente se desarrollan esfuerzos de investigación para atender estas cuestiones importantes. Necesitamos respuestas inequívocas. Más aún, en vista de los actuales desafíos económicos y de lo impráctico de reunir evidencias específicas para cada región geográfica, cultura, grupo afectado y población, será esencial fomentar la colaboración, la armonización de datos, y la eficiencia en todas las etapas. La evidencia esta aquí: el tratamiento es la prevención. El tratamiento previene de modo impactante la morbilidad y la mortalidad, la transmisión del VIH, y la tuberculosis. El tratamiento evita además la transmisión del VIH en escenarios de contagio por vía vertical, sexual o por droga intravenosa; se trata en los hechos de una espléndida artimaña de carril doble. El desafío sigue siendo poder optimizar el impacto de esta valiosa intervención. El fracaso por no hacerlo no es una opción válida.

** Versión editada del texto publicado en la revista The Lancet, julio 2011.
Traducción: Carlos Bonfil

 


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