Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 15 de mayo de 2011 Num: 845

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Bitácora Bifronte
Jair Cortés

Monólogos Compartidos
Francisco Torres Córdova

Justicia de la poesía
Ricardo Venegas entrevista
con Ámbar Past

Irvine Welsh, el mudo irreverente
Ricardo Guzmán Wolffer

Kavafis, Arlt y la imposibilidad de huir
Sonia Peña

Temple y temblor de Onetti
Rodolfo Alonso

Arlt y Onetti: los siete locos y el viento
Matías Cravero

El interés vuelto asombro
Miguel Ángel Muñoz entrevista con Ana María Matute

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Columnas:
Galería
Alejandro Michelena

Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía

Bemol Sostenido
Alonso Arreola

Cinexcusas
Luis Tovar

Corporal
Manuel Stephens

Mentiras Transparentes
Felipe Garrido

Al Vuelo
Rogelio Guedea

La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain

Cabezalcubo
Jorge Moch


Directorio
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Miguel Ángel Quemain
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Soles en la sombra, multiplicidad de la dramaturgia

Soles en la sombra no es una obra más sobre la Revolución mexicana. Es una reflexión sobre la resistencia social y cultural, lo femenino, lo actoral, el espacio escénico, la dirección de escena, su relación con la dramaturgia, la investigación en sus aspectos artísticos, intelectuales y sociales.

El montaje, que dirigió Claudia Ríos, a partir de un texto de Estela Leñero, es de una polifonía que va más lejos que una investigación de orden histórico; se trata de un trabajo de exigencia literaria en cuanto a la profunda comprensión de las motivaciones, las intenciones y las conductas de unas mujeres que pudieron llegar a tener el brillo y la intensidad de un sol pero que iluminaron el lado oscuro desde la sombra.

El mérito crítico, por lo tanto anticelebratorio, desde las perspectivas elementaloides de Villalpando y Felipe Calderón, no sólo consiste en iluminar estos soles sino en entender que el trabajo no es ni forense en lo que tiene de exhumatorio ni arqueológico por su carga documental. La dramaturgia de Estela Leñero le da sentido a esas dos dimensiones imprescindibles, porque no se conformó con recoger y editar los restos históricos, documentales y ejemplares de estas mujeres que se agitaron en el corazón de la Revolución.

Es muy aleccionador observar el proceso de una directora como Claudia Ríos, que lo mismo interpretó Sabor amargo que estos Soles...  Debe ser apasionante percatarse de los poderes de un texto que se refiere a la intimidad violenta, injusta, abusiva y perversa al interior de una familia adulterada por las fragilidades que provoca la miseria material y espiritual y la intimidad en un proceso revolucionario, centro mismo de la definición de la patria, cien años después de su independencia y cien antes de este presente donde la invisibilidad de ayer es la invisibilidad de hoy.

Juana Belén fue periodista y directora del periódico Vésper, que se sumó a la lucha armada. María Talavera, pareja de Ricardo Flores Magón, que vivió exiliada en Estados Unidos y desde ahí difundió y defendió a su esposo. Por último está Leonor Villegas, aristócrata de nacimiento que desde su labor en la Cruz Blanca Constitucionalista apoyó a Carranza contra Victoriano Huerta.

Este montaje de la cnt, nos guste o no, no es la puesta en cuestión sobre la presencia o ausencia de esas mujeres, sino sobre su invisibilidad, que es el modo habitual ejercido, desde los políticos hasta los historiadores conservadores, para negar su presencia (y no sólo la de ellas, pues no son los únicos agentes de la historia que se sienten pero no se ven).

La puesta en escena y la dramaturgia están organizadas a partir de un tejido conceptual y anecdótico con las voces de las tres mujeres protagonistas que se hacen oír a partir de sus propios textos. Es un procedimiento que los dramaturgos que son hijos de Vicente Leñero, de Tom Stoppard, Peter Handke y Sam Shepard (figuras del llamado teatro documental) han aprendido a realizar sobre materiales de archivo que animan a esos personajes que consideramos históricos. Por poner un ejemplo, en términos dramatúrgicos, se tiene que hacer todo lo contrario a lo que urdieron con ese bodrio cinematográfico que titularon Hidalgo: la historia jamás contada.

Al final transcurren en una pantalla sobre el mundo ruinoso del país las imágenes de quienes son considerados como ladrones y asesinos por un sector muy amplio de la sociedad mexicana: Echeverría, Díaz Ordaz, López Portillo, en fin, hasta llegar a Salinas y Ernesto Zedillo.

En El vicio, El coronel no entiende aunque le escriban

Así se titula este espectáculo de cabaret que es una extrapolación de las anticelebraciones del bicentenario/centenario. Esta vez las mujeres que protagonizan no son soles en la sombra, sino las luminarias en la transición de dos siglos: Paty Lu, la Paloma y Beatriz Paredes. Lo que se pone en escena es el futuro de México en una estupenda caricaturización de Peña Nieto por Cecilia Sotres, que en tono fársico maltrata a la tragicómica Paloma, interpretada por un Tito Vasconcelos que nos devela los tintes travestis del personaje real, sobreactuado y sobrevaluado en lo mediático. La panista Patylú, que conquistó a César Nava en menos de un mes, según le reveló a la revista Quién, es representada en toda su simplonería por Antonio Cerezo, que juega en patineta a ir y venir de un entusiasmo que es sustituido sin memoria por el siguiente, una Patylú cuyo único deseo es el que sigue.