Opinión
Ver día anteriorMartes 19 de abril de 2011Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Andanzas

Opera prima en movimiento

C

omo se anunció, el pasado domingo 3 de abril, salió al aire por Canal 22 el programa Opera prima en movimiento, ante la expectativa de un teleauditorio deseoso de conocer los nuevos valores y talentos de la danza que se promete descubrir en el país, con la finalidad de impulsar a quienes serán ganadores de tan dura contienda.

Veinte bailarines seleccionados de entre 200, que reunió una convocatoria, dejaron ver ante un jurado, compuesto por bailarines retirados –dos mexicanos y dos extranjeros–, el nivel y la categoría de la danza mexicana en su denominación de ballet clásico, surgida principalmente del Distrito Federal, Guadalajara y Monterrey, donde ya hay escuelas y maestros que desarrollan puntualmente la enseñanza de ese arte.

Al principio del programa se mostraron aspectos de la danza: rostros, piernas, zapatos, brea, espejos y barras, así como secuencias en las que la cámara enfocaba a una jovencita o un a un bailarín que opinaban sobre el asunto, aunque desgraciadamente, entre el audio saturado de sonido ambiente (ruido, voces) movimiento... los nervios y la poca claridad al expresarse de los contendientes, no se entendía casi nada. Todo era confuso. El intento de transmitir al auditorio el medio de trabajo, de un estudio, seguramente para empezar a contarnos qué es la danza para estos jóvenes y por qué bailan, resultó un poco incomprensible.

Los nombres de los entrevistados y su origen (de qué escuela provienen) desaparecían velozmente y eran poco claros, aspectos que hacían difícil identificar a la persona. Así, mientras los jóvenes hablaban con timidez y nerviosismo se intercalaban tomas de ellos. En los tendues y pliès se podía apreciar el resultado del trabajo académico que suelen adquirir quienes estudian ballet desde la infancia.

Posteriormente, la interpretación de cada competidor de solos de famosos ballets del repertorio clásico tradicional, como El corsario, trajo a la memoria la anatomía de adolescentes de 12 y 15 años, del cortometraje sobre la escuela de la Ópera de París y de las petite rats, como se llama a los más pequeños y a las rusitas que usan un moño en la cabeza como parte del uniforme y la camiseta blanca y los pantalones cortos negros de los varoncitos, prendas que permiten apreciar la colocación de piernas, apertura y estiramiento hasta el dedo gordo del pie, del trabajo muscular, de postura y demás conquistas académicas imprescindibles en el buen desarrollo de un bailarín o bailarina.

Cabe mencionar que según las autoridades culturales del país se pretende impulsar valores, aunque sea por un tiempo –uno o dos años para los ganadores–, así como desarrollar el gusto por el ballet en el público mexicano, ya que según crueles encuestas publicadas en los meses pasados la danza está al final de la cola en el gusto de la gente por el arte y la cultura.

Si las funciones de danza contemporánea se encuentran con muy poco público y las de la Compañía Nacional de Danza, con su repertorio clásico, logran atraer a mucho público mediante su buena publicidad, empleando fórmulas financieras, artísticas, académicas, etcétera, no estaría de más revisar el gran proyecto general de la danza en México, el estudio y enseñanza de ese arte, así como su desarrollo y promoción, creatividad y todos los serie de pormenores –y pormayores– que como el oxígeno hacen falta para su existencia. Si en realidad se quiere ir más allá de unos programas de tele, espero que al final los becados sean impulsados internacionalmente.

Cuánto nos gustaría capturar la dinámica y el realismo, el talento de gente que baila y que ha aprendido donde puede, como fue evidente en aquellos programas llamados So, you think you can dance? o sea, Así que, ¿crees que sabes bailar?, en los que aparecían verdaderas maravillas, gente audaz, sus ganadores, que por el mero hecho de estar en un país como Estados Unidos, eran recompensados con el triunfo, que representa estatus y dinero. Mientras nosotros, por falta de previsión, o como usted quiera llamarlo, dejamos morir a nuestros valores, pues no hay continuidad. De qué sirve decir que Antonia Quiroz fue la gran bailarina o Añorve, una figura irrepetible; donde están Sonia Castañeda, Laura y todos los que se han ido de braseros culturales.

Hacia dónde se dirige realmente este proyecto, qué se espera de él. El reality resultó en su primera emisión aburridón. La intención es buena y los futuros ganadores podrían llenar de gloria las páginas del ballet mexicano. De cualquier manera, el esfuerzo es muy bueno. Esperemos su desarrollo y ojalá nos sorprendan en las próximas semanas. Pero, por favor, no nos vendan gato por liebre.