Número 177 Jueves 7 de Abril de 2011 Director fundador CARLOS PAYAN VELVER Directora general CARMEN LIRA SAADE Director: Alejandro Brito Lemus
| | La otra historia de México México se escribe con J Michael K.Schuessler y Miguel Capistrán, compiladores / Planeta, 2010 La historia cultural de las comunidades marginales, como la de la diversidad sexual, es de ocultamiento. México no es la excepción, debido a que en este rubro existe una “laguna” en cuanto al estudio del impacto cultural del colectivo lésbico-gay en la sociedad en general, debido a las imposiciones sociales, morales y religiosas propias de la cultura mexicana, asegura Michael Schuessler, al presentar México se escribe con J, serie de ensayos cuya finalidad es hacer un análisis de la historia de la cultura gay en el país. El académico de la Universidad Autónoma Metropolitana recalca que es necesario estudiar el fenómeno cultural de la homosexualidad en México, porque sólo en un lugar como éste se castiga de manera absoluta la relación estrecha entre dos hombres, pero es bien visto que un hombre le pellizque las nalgas a otro en una cantina. Por su parte, Miguel Capistrán ha expuesto, desde 1974, la importancia que tiene en el imaginario colectivo masculino el número 41, el cual hace alusión a la redada de l901, en la que se detuvo a 41 hombres asistentes a una fiesta de homosexuales. Al paso de los años, relata Capistrán, este número se asocia en diversos sectores de la sociedad con la homosexualidad, al grado de que los hombres que cumplen esta edad, la omiten para evitar ser cuestionados en su preferencia sexual. Ambos compiladores reúnen ensayos sobre literatura, fotografía, cine, videoarte, música, televisión y artes plásticas para demostrar que la homosexualidad ha sido representada y aceptada en distintos ámbitos desde hace más de 200 años, ya que como narra David Torres, “ellos (cuilonis, muxes, maricones, jotos, lilos, etc...) ya estaban aquí cuando llegó la primera cámara fotográfica a México”. Schuessler y Capistrán rescatan lo que consideran “los textos fundacionales”, escritos en la década de los 70 por Salvador Novo, Nancy Cárdenas, Carlos Monsiváis, José Joaquín Blanco y Enrique Serna, los cuales sentarían las bases del movimiento actual. (Leonardo Bastida Aguilar) El orgullo masculino Una historia cultural del pene David M. Friedman / Océano, 2010 Al tiempo que pintaba la Mona Lisa, alrededor de 1503, Leonardo Da Vinci diseccionaba cadáveres con el afán de conocer el funcionamiento del cuerpo humano. Aunque no es un hecho muy conocido, el famoso artista que pintó La Última Cena fue un férreo estudioso del cuerpo humano y uno de los pioneros en investigar el órgano que más llamaba su atención: el pene. Antes y después de Da Vinci hubo varios hombres como Agustín de Hipona, Regnier de Graaf, Sigmund Freud o Norman Mailler, preocupados por disipar dudas sobre la relación que llevaban con sus penes. Una relación histórica en la que este órgano ha sido deificado, satanizado, secularizado, discriminado racialmente, psicoanalizado, politizado y medicalizado. Con un lenguaje claro, lúdico y ameno, el periodista David M. Friedman, hace en Una historia cultural del pene, un recorrido a través del tiempo en el que muestra como desde la mítica Grecia, el antiguo Egipto, pasando por la Edad Media, el Renacimiento, la Revolución Industrial y la época actual, los hombres no han cesado en su afán por dominar a su órgano definitorio. En esta importante y original aportación al estudio del pene, Friedman narra las numerosas ideas que del miembro viril han existido en diversas culturas y épocas, hasta encontrar respuesta a una de las preguntas que más había angustiado a los hombres: “¿Quién manda aquí, él o yo?”. Lejos han quedado las ideas de que el pene es un “cetro del demonio” o un “bastón sagrado”. Los avances científicos dieron lugar a la llamada “industria de la erección”, misma que a partir de la fabricación de medicamentos favorecedores de intensas, firmes y duraderas erecciones, ha permitido a los hombres dominar completamente a sus penes. Así, cuando un hombre utiliza estos productos, su pene trabaja para él. Por eso, ahora, confiadamente cada varón puede sostener su hombría en la mano porque sabe quién es el que manda. Lo que es un hecho, es que pocos saben que la historia del pene es la historia de su evolución como idea. (Mario Alberto Reyes) S U B I R | | | | |