jornada


letraese

Número 177
Jueves 7 de Abril
de 2011



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate

A flor de piel: vivir con psoriasiss

Lesiones en la piel que pueden confundirse con hongos o bacterias, comezón, ardor y hasta artritis pueden ser los síntomas de la psoriasis, enfermedad de la piel cuya causa precisa se desconoce. No es contagiosa, pero su aspecto puede provocar que quien la padece sufra discriminación.

Rocío Sánchez

Durante veinte años, Abigail vivió con lesiones visibles en la piel, comezón y ardor. Su adolescencia fue difícil, pues por vergüenza prefería no salir con sus amigas. Ya siendo adulta, perdió su trabajo y al buscar uno nuevo, un entrevistador le cuestionó cómo se atrevía a presentarse si estaba roñosa.
Después de incidentes de rechazo, de visitar a varios médicos y de haber caído en una depresión, Abigail supo que su enfermedad era la psoriasis, una afección autoinmune en la que las células de la piel se renuevan de forma anormal, tan rápido que el tejido muerto se acumula formando placas de escamas sobre una porción de piel enrojecida. Las lesiones pueden presentarse en diversas formas. Aparecen más frecuentemente en rodillas o codos, pero también son comunes en el torso, nalgas o piernas, ya sea en forma de grandes placas, o bien, conformadas por una serie de “gotas”.
La psoriasis no es infecciosa ni contagiosa, pero visualmente puede confundirse con hongos u otros padecimientos transmisibles. Por eso, para Sara de la Garza, presidenta de la organización Vida Nueva sin Psoriasis, con sede en Monterrey, las afectaciones más graves producto de esta enfermedad son emocionales. “A la asociación llegó una persona que tenía 21 años de no verse al espejo; no tienes bonito aspecto, te sientes muy mal; hay personas que tenían 14 años de no salir de su casa”, dijo en entrevista con Letra S.

Opciones de tratamiento
Hoy no existe cura ni ninguna causa establecida para esta enfermedad, sin embargo, se sabe que puede ser agravada por factores ambientales, infecciosos o emocionales, explicó la doctora Mónica Ivette Rivera, dermatóloga encargada de la Clínica de Psoriasis del Hospital de Especialidades en el Centro Médico Nacional La Raza, del IMSS.
Sin embargo, la enfermedad puede ser controlada a través de tres tipos de tratamiento: aplicación de ungüentos lubricantes o queratolíticos (que ayudan a descamar la piel); tratamientos sistémicos (ingeridos) que contengan vitamina D, sulfonas o inmunomoduladores, y, en caso de que la piel no responda, se recurre a tratamientos biológicos o de anticuerpos monoclonales, los cuales consisten en anticuerpos idénticos derivados de células madre y cuya función es retardar el cambio de piel.
El diagnóstico, dijo la especialista, no siempre es sencillo para los médicos generales, pues pueden confundir la psoriasis con hongos. La afección se presenta entre dos y tres por ciento de la población mexicana. Quienes la tienen, con frecuencia requieren tratamiento psicológico y les es muy útil acudir a los grupos de autoayuda, como aquellos impulsados por la Asociación Mexicana contra la Psoriasis en la ciudad de México, agregó.

Complicaciones
La psoriasis está considerada como una enfermedad inflamatoria crónica, pero no fatal. No obstante, si todo o casi todo el cuerpo está cubierto por las lesiones, puede ser necesaria la hospitalización debido a que el organismo es más susceptible a que entren infecciones a través de las heridas, y esto lo expone a una infección generalizada.
Otra condición relacionada es la artritis psoriásica, que se presenta en sólo 0.5 por ciento de los casos de psoriasis, comentó Rivera, también secretaria de la Fundación Mexicana para la Dermatología. Algunos de sus síntomas son los mismos que la artritis común (rigidez en las articulaciones, dolor, inflamación), a los que se agregan cambios en las uñas que pueden confundirse con hongos, o dactilitis, un engrosamiento del dedo completo acompañado de dolor.
Pero quizá las repercusiones mayores de esta enfermedad recaen en lo emocional, y una de las áreas afectadas es la de la vida en pareja, debido a que la autoestima de las personas se encuentra mermada. Médicamente, dijo la doctora Rivera, no hay ninguna indicación especial para la vida sexual de personas con psoriasis, pero “se recomienda acudir a recibir la atención en pareja para que sepan que no es contagioso”.

Psoriasis y VIH/sida
Ésta es una de las enfermedades inflamatorias más frecuentes en personas con VIH/sida, de acuerdo con el doctor Mario Amaya, titular de Dermatología del Centro Médico del Noreste, en Monterrey. Quienes viven con VIH deben tener mayores cuidados puesto que son más susceptibles a infecciones y las lesiones son más agresivas, se ulceran y necrosan fácilmente. Estas personas también tienen más riesgo de desarrollar artritis psoriásica.
El doctor Amaya sostiene que el principal tratamiento para estas personas es el control efectivo del VIH con antirretrovirales y después se pueden iniciar tratamientos contra la psoriasis.

 

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