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Serra se asume como líder de oposición aunque los socialdemócratas lo dan por muerto

Analistas discuten si Rousseff podrá controlar su heterogénea base de apoyo
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Periódico La Jornada
Martes 2 de noviembre de 2010, p. 22

Sao Paulo, 1º de noviembre. El mundo sin Lula comienza a asomar la cabeza. Aunque derrotada en las urnas y en minoría en el Congreso, la oposición se frota las manos saboreando lo que anticipa como un plato más fácil de engullir que otro llamado el mito de Luiz Inacio Lula da Silva.

Sin la fuerza política que tiene ese mito, la presidenta electa de Brasil enfrentará no sólo a una oposición desbrujulada por la derrota pero que gobernará a la mitad de la población, sino también los apetitos de poder de los dirigentes de las nueve fuerzas aliadas del Partido de los Trabajadores (PT), que la llevaron al poder.

¿Cómo llenará Dilma el hueco que dejará Lula? ¿Logrará el control en su heterogénea base de apoyo, integrada por fuerzas muchas veces confrontadas entre sí?, es la pregunta que se hacen en la oposición y los medios, aunque también en las filas del PT.

Lula ya se prepara para ayudarla en la tarea. Además de su agenda internacional, a través de la fundación que lleva su nombre, el presidente obrero buscará encabezar una especie de concertación partidaria formada por todas las siglas gobiernistas, sostiene la revista Istoé, a partir de versiones del primer círculo del palacio de Planalto.

En el flanco interno Dilma debe tejer fino para tener contentos a los dirigentes de la amplísima coalición que la ayudó a llegar al poder. La cuota mayor será, como ahora, para el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la fuerza política más grande del país, que cuenta no sólo con la mayoría de los senadores del bloque oficialista (y la presidencia de la cámara), sino con el compañero de fórmula de Rousseff, el ya vicepresidente electo Michel Temer. Actualmente el PMDB ocupa seis secretarías (Defensa, Salud, Agricultura, Integración Nacional, Comunicaciones y Minas y Energía). En la prensa brasileña se especula sobre el enorme apetito de cargos estratégicos del PMDB, que buscaría dos ministerios más, sin contar que busca mantener la presidencia del senado.

Quizá para ir bajando el apetito del PMDB, en la primera reunión del equipo de transición, realizada en la casa de la presidenta electa en Brasilia, sólo participan petistas.

La elección de Rousseff ha propiciado incluso una discusión sobre cómo llamarla, si presidenta Dilma o presidente Dilma. El diario de mayor circulación del país, Folha de S. Paulo –que hoy llama a Rousseff y Lula criatura y criador– anuncia que opta por llamar a la mandataria electa presidente Dilma, porque es la forma más usada. En todo caso, lo único que hizo el diario fue apechugar con el tratamiento que daba a Dilma su propio equipo de campaña: su página oficial se llama Presidente Dilma.

Más allá del asunto de género, varios hechos inéditos acompañan la elección de Rousseff. Es la primera mujer electa presidenta, la primera ex guerrillera y candidata que llega al poder con el respaldo de un mayor número de partidos desde el fin de la dictadura. Su elección representa también el primer caso, en 65 años, en que un presidente elegido por voto popular logra que la sucesora por él escogida sea electa también en comicios libres. Y también es la primera en ser elegida, en ese periodo, sin haber competido nunca por un cargo de elección popular.

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Dilma Rousseff, primera mujer electa presidenta en BrasilFoto Reuters

Dilma resulta electa, además, en un país donde sólo diez por ciento de los diputados electos el pasado 3 de octubre son mujeres (contra una media mundial de 19 por ciento).

Presidente o presidenta, Dilma vive un intenso primer día como mandataria electa. Ofrece su primera entrevista a una televisora brasileña. Dedica tiempo a recibir llamadas de felicitación de mandatarios desde Barack Obama hasta Daniel Ortega, pasando por Felipe Calderón. Gobiernos de Rusia, Francia y casi toda Sudamérica saludaron su triunfo.

La noche del domingo, José Serra se asumió como el líder de la oposición y se negó a despedirse, pese a que incluso en las filas de su partido lo dan por muerto después de su segundo intento por llegar a la presidencia. La lucha de verdad está comenzando. No es un adiós, sino un hasta luego, dijo.

Para el editorial de Carta Maior, el pronunciamiento fue una patraña, pues sólo uno de los diez gobernadores de la oposición –el relecto Geraldo Alckmin, de Sao Paulo– acompañó a Serra en su hora más difícil. La gélida soledad del derrotado no le alcanza para erigirse en líder de nada, dice el portal ligado al PT.

Incluso en la prensa que apoyó al socialdemócrata en la campaña, los editoriales y artículos voltean a ver al senador Aécio Neves, de Minas Gerais, aunque él tiene en su contra que en su estado, segunda bolsa electoral del país, Dilma se impuso por más de dos millones de votos.

Perdemos feo en Minas, ¿por qué será?, escribió en Twitter el coordinador del programa de Serra, Xico Graziano.

El papel del nieto de Tancredo Neves, en todo caso, no será fácil, porque otro de los resultados del primer turno fue que el bloque dilmista consiguió una mayoría legislativa que incluso le permitirá realizar reformas constitucionales.

En la Cámara de Diputados el bloque de apoyo a Dilma será de 372 diputados (de 513), 15 más de los que apoyan actualmente a Lula. En el Senado ocurrió, en la primera vuelta, un cambio mucho mayor, que incluyó la derrota de varias figuras importantes de la oposición. El pasado 3 de octubre se renovaron dos tercios de esa cámara (de 81 curules), con el resultado de que el bloque oficialista pasó de 39 a 58 senadores. La oposición se redujo de 34 a 22 representantes. El gran ganador fue el PT, que pasó de ocho a 15 senadores.

Cuando aún no se enfrían las urnas, dirigentes del PSDB de Minas Gerais han comenzado a sugerir que es hora de poner fin a la hegemonía paulista en su partido para hacerlo más nacional.

Uno de los diarios de mayor circulación publica una entrevista con Aécio Neves, hecha antes de las elecciones a condición de que se publicara sólo si Serra resultaba derrotado. En la pieza periodística, Neves hace varias críticas al actual liderazgo de su partido, se asume como el jefe legislativo de la oposición y plantea que su fuerza en el Congreso impulsará las reformas estructurales que Brasil necesita para mantener su crecimiento. ¿Cuáles reformas? Neves no plantea ninguna en particular aunque, eso sí, afirma que Lula debería haberlas hecho y no las hizo. El tiempo para hacerlas es ahora.

El nieto de Tancredo no dice, por supuesto, cómo las conseguirá con mayoría oficialista en el Congreso.