jornada
letraese

Número 170
Jueves 2de Septiembre
de 2010



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus

pruebate




Necesario, incorporar el tratamiento
de las hepatitis al Seguro Popular

No todas las cirrosis son producto del consumo excesivo de alcohol, sin embargo, en el imaginario popular esa afección del hígado suele asociarse sólo al alcoholismo. Ese es el estigma que pesa sobre las personas que enferman del hígado debido a una hepatitis crónica, y es uno de los estigmas que impide a la gente tomar conciencia de los factores de riesgo asociados a infecciones por los virus de la hepatitis B y C.
Si usted lector o lectora se ha tatuado o perforado el cuerpo, recibió trasfusiones de sangre antes de 1994, es bombero, médico o enfermera en contacto cotidiano con fluidos o secreciones corporales, tiene múltiples parejas sexuales sin condón, vive con VIH, tiene hemofilia o está embarazada, lo recomendable es que se realice una prueba de detección porque usted podría ser una de las 2 millones de personas portadoras del virus de la hepatitis B o una de los casi un millón y medio de portadores del virus de la hepatitis C que se calcula viven en nuestro país.
El problema es que “la gente se da cuenta en etapas tardías de la enfermedad, cuando ya tienen hepatitis crónica avanzada, cirrosis o cáncer de hígado, y ya en esas etapas la eficacia de la intervención se ve reducida en forma importante”, nos explica el doctor David Kershenobich Stalnikowitz, eminencia en la materia, entrevistado en sus oficinas de la Academia Nacional de Medicina, institución de la que es el vicepresidente.

La importancia de la detección temprana
El número de personas con hepatitis B que se calcula estarían en la etapa crónica de la enfermedad ronda en alrededor de 200 mil. Pero si una persona se detecta a tiempo la infección, podrá recibir tratamiento antes de que el hígado tenga un proceso de cirrosis o cáncer y llevar una vida completamente normal; incluso puede llegar a curarse, “entendiendo por curar que el virus deje de replicarse”, señala el reconocido médico mexicano.
Las epidemias de hepatitis B y C son un problema de salud emergente y de similar o mayor impacto que el virus del sida. Sin embargo, no se le ha dado la misma atención e importancia. En parte porque no hay registros de casos ni existen datos sobre morbilidad y mortalidad debidos a esos padecimientos. A pesar de lo anterior, se estima que los padecimientos hepáticos representan la quinta causa de muerte en nuestro país.
El problema es que tanto las pruebas de detección como el tratamiento no están disponibles para toda la población. Sólo aquellas personas que cuentan con seguridad social o con algún seguro privado tienen el acceso asegurado. El tratamiento debería estar disponible de manera universal, recomienda el doctor Kershenobich, “porque un enfermo que tiene hepatitis B está en riesgo de contagiar al resto de su núcleo familiar, se vuelve un foco (de infección) muy severo”. En la medida en que un mayor número de enfermos se trate, el número de nuevos casos irá disminuyendo, añade. Y aunque el costo del tratamiento es elevado, no lo considera prohibitivo, en todo caso ¿cuál es el costo de no tratar a los enfermos?, pregunta, y se responde: tratar a un enfermo que ya desarrolló cirrosis o cáncer hepático o que presenta complicaciones en el hígado va a superar con mucho el costo anual de un tratamiento preventivo. La opción es incorporar las hepatitis B y C al fondo para gastos catastróficos en salud: “el Seguro Popular puede hacer accesibles el diagnóstico y el tratamiento en las instituciones de salud pública”, asegura el especialista.
El doctor Kershenobich también es presidente honorario de la Fundación para la Salud Hepática (Fundhepa), organización civil que a finales de los años noventa fue clave en lograr que se proporcionara la vacuna contra la hepatitis B a todos los niños del país. Y ahora, junto con otras organizaciones como ABCDEducando sobre Hepatitis, Fundación Civitas Firma y el Consejo Nacional Empresarial sobre Sida (CONAES), retomando la experiencia del VIH, están pugnando por que, a través del seguro popular, se logre una mayor equidad en el acceso al diagnóstico y al tratamiento de las hepatitis.
(Alejandro Brito)

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