jornada


letraese

Número 169
Jueves 5 de agosto
de 2010



Director fundador
CARLOS PAYAN VELVER

Directora general
CARMEN LIRA SAADE

Director:
Alejandro Brito Lemus


pruebate


reseña

Con nombre y apellido
Se llamaba Elena Arizmendi
Gabriela Cano
Colección centenarios, Tusquets Editores, 2010


José Vasconcelos, el laureado fundador de la Secretaría de Educación Pública, dibujó en su autobiografía a un personaje clave, una fascinante mujer, Adriana, a quien define como una “hechicera erótica” que levanta pasiones intensas en el escritor. La investigadora Gabriela Cano quiso conocer quién fue en realidad la inspiradora de esa figura, y encontró una historia no menos fascinante: la de una mujer ciertamente hermosa y seductora, pero comprometida con su época, con el servicio a los demás y con los derechos de las mujeres. Elena Arizmendi, su nombre real, encarna todo el impulso, la inteligencia y la inquietud que las primeras feministas mexicanas podían desarrollar en la época de la Revolución. Su ímpetu la llevó a fundar, en 1912, la Cruz Blanca Neutral, labor por la que fue recordada por el resto de sus días. Años después, cuando vivía en Nueva York, integró la Liga de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas, también conocida como Liga de Mujeres de la Raza, que fue una red social de intercambio entre mujeres escritoras, profesionistas, periodistas, que se apoyaban y buscaban mayores espacios en todo tipo de actividades.

Cercana a Francisco I. Madero y su familia, mostró desde su juventud un deseo de participar en la lucha desempeñando su trabajo como enfermera. Los contactos con la élite política de la época la llevaron a José Vasconcelos, con quien vivió una arrebatada relación no sólo sexual, sino también intelectual. A pesar del estigma que pesaba sobre ella por ser la amante, y de la visceral reacción de celos de él cuando decidió terminar la relación, Arizmendi logró capitalizar su talento y subsistir por sí misma en la Gran Manzana a través de su trabajo como periodista.

Se llamaba Elena Arizmendi ofrece la primera reconstrucción biográfica de esta mujer que destacaba en todos los círculos por su inteligencia, aunque también por su gran belleza. Cano –profesora investigadora de El Colegio de México y de la UNAM-, parece querer completar el cuadro de la pareja, cuya primera mitad trazó Vasconcelos en libros como Ulises criollo y La Tormenta. (Rocío Sánchez)

S U B I R