Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER  
Domingo 20 de diciembre de 2009 Num: 772

Portada

Presentación

Bazar de asombros
HUGO GUTIÉRREZ VEGA

Dos poemas
MARCO ANTONIO CAMPOS

Monólogo de Electra
STAVROS VAVOÚRIS

Cargado de razón: Schiller, 250 aniversario
RICARDO BADA

Superar la autocensura
ÁLVARO MATUTE

La enseñanza de Martín Luis Guzmán
HERNÁN LARA ZAVALA

Martín Luis Guzmán Las dos versiones de La sombra del caudillo
FERNANDO CURIEL

La serenidad y el asombro
ARTURO GARCÍA HERNÁNDEZ entrevista con HUGO GUTIÉRREZ VEGA

In memoriam Manuel de la Cera (1929-2009)
DAVID HUERTA

Leer

Columnas:
Prosa-ismos
ORLANDO ORTIZ

Paso a Retirarme
ANA GARCÍA BERGUA

Bemol Sostenido
ALONSO ARREOLA

Cinexcusas
LUIS TOVAR

La Jornada Virtual
NAIEF YEHYA

A Lápiz
ENRIQUE LÓPEZ AGUILAR

Artes Visuales
GERMAINE GÓMEZ HARO

Cabezalcubo
JORGE MOCH


Directorio
Núm. anteriores
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Luis Tovar
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Tintero 2009 (I DE IV)

Ahora que –al menos por el momento– parece salvado el escollo que el SAT quiso y no pudo ponerle a la producción cinematográfica nacional, cuando pretendió el absurdo de considerar, fiscalmente hablando, ingresos acumulables los apoyos que un proyecto de película obtuviera al amparo del artículo 226 de la ley de Hacienda; ahora que se liberarán recursos que se habían detenido y, en consecuencia, podrán ser rodadas películas que pasaron casi el año completo atoradas, el siguiente, obligado y urgente paso es pugnar, en el ámbito legislativo, porque ésas y otras producciones nacionales gocen por lo menos de un trato entre iguales respecto del cine que nos llega allende la frontera norte, lo cual incluye una modificación sustancial del modo en el que los dineros que entran a la taquilla son repartidos. Distribuidores y exhibidores podrán decir lo que quieran, pero los hechos concretos son contundentes y muestran que una película mexicana lleva todas las de perder, y suele perder con el simple hecho de ser exhibida, independientemente de lo bien o mal que le vaya con un público eternamente escéptico e inclusive arisco cuando de cine nacional se trata.

Lo anterior es indispensable para que abandonemos la situación imperante, cuyo sinsentido indica que ahora sí se produce pero que, al mismo tiempo, de dicha producción, ni siquiera la mitad accede a la cartelera comercial, y todavía más: cuando efectivamente sucede, es de manera tan fugaz que pareciera nunca haber sucedido.

Aunque quizá más adelante sean exhibidas fuera de festivales, la presente y las próximas cuatro entregas consignarán al menos parte de las películas que a este juntapalabras le tocó en suerte presenciar.

Naco es chido (México, 2008, 90'). Dirección: Sergio Arau. Guión: Sergio Arau, Armando Vega-Gil, Tihui. Fotografía: Gerardo Barroso. Edición: Sebastián Hofmann. Producción: Rossana Arau. Intérpretes: Sergio Arau, Armando Vega-Gil, Francisco Barrios, Yareli Arizmendi, Gina Moret.

De consumo estrictamente local, puesto que fuera de México nada le diría a un público desavisado e ignorante de una historia previa sin la cual la película entera carecería de los asideros memorioso-nostálgicos en los que consiste el peso mayor del posible interés en esta cinta, el rockero, artista plástico, caricaturista y realizador Sergio Arau –autor del cortometraje El muro y el largometraje Un día sin mexicanos– retoma su propia historia y la de sus compañeros, integrantes de la extinta banda Botellita de Jerez –la cual, en los años ochenta del siglo pasado, diera un aliento fresco a la escena rockera mexicana–, y la convierte en un falso documental que, se supone, alguien elaboraría a partir del hallazgo de un hipotético disco perdido grabado por los botellos, mismos que, a la sazón, se hallan desperdigados y convertidos algo así como en caricaturas de sí mismos. Desabrochada, hecha aparentemente para echar desmadre y nada más, la mejor clave para asistir a esta declaración de principios –“soy naco y qué”– es la antisolemnidad, pero no cualquiera, sino una que pase por alto algunas reiteraciones, no pocas simplezas y uno que otro chiste francamente malo, así como una realización que deja bastante que desear.

Marea de arena (México/Argentina, 2008, 90'). Dirección: Gustavo Montiel Pagés. Guión: Gustavo Montiel Pagés. Fotografía: Carlos Rossini. Edición: Fernando Pardo. Producción: Gustavo Montiel, Pablo Rovito, Fernando Sokolowicz. Intérpretes: Daniel Kuzniecka, Edurne Ferrer, Damián Alcázar, Julieta Benedetto, Felipe Colombo, Carmen Beato, Martín Veigas, Gabriel Rovito.

Luego de una larga temporada en la que se dedicó a la docencia cinematográfica, así como a impulsar o colaborar activamente en los proyectos de otros cineastas, este productor, guionista y realizador mexicano propone una historia que Unoscuantos, con toda su mala leche o sus parcialidades bien en ristre, quiso calificar de “anacrónica”, formalmente hablando. Nada de eso hay en esta Marea de arena, sino la libre ejecución de un estilo narrativo y visual no exento de plasticidad, así como el gusto por contar una historia en lugar de descerrajarla. Aquí, la de una familia nuclear –padre, madre, hijo– que afronta los conflictos inherentes al cansancio que la rutina puede conllevar, pero lo hace de manera no convencional, como atípico es también el espacio, la geografía y la atmósfera que los circunda, elementos asimismo determinantes tanto de la trama como del espíritu impreso por Montiel en esta cinta de difícil digestión para los habituales manducadores de palomitas de maíz.

(Continuará)