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México, SA

16 de abril de 2024 07:43

Mucho se habla y escribe sobre la pobreza en el país, pero difícilmente se llega a comentar, analizar e investigar la brutal concentración de la riqueza en unas cuantas manos y, por ende, el peso específico que la política privatizadora del neoliberalismo (más la exención-devolución-condonación fiscal) ha tenido en la construcción de esas fortunas de ensueño, acaparadas por los hombres de negocios del círculo íntimo del régimen.

En nombre de la modernidad y con la promesa de acceder al primer mundo (Salinas de Gortari y sucesores dixit), en unos cuantos años billones de pesos propiedad de la nación fueron transferidos a las arcas privadas de unos cuantos (los mismos desde al menos los últimos 40 años, aunque algunas fortunas tienen registro desde la época de Miguel Alemán Valdés) por medio de esa política privatizadora, aderezada con todo tipo de cortesías (fiscales, concesiones a manos llenas, contratos leoninos de obra pública y mucho más).

Pero de ello difícilmente se encuentra una investigación o siquiera un análisis que dé puntual cuenta de ese gran atraco a la nación que ha alimentado fortunas para un grupúsculo (algunas de ellas con un incremento en el periodo neoliberal de 6 mil 300 por ciento) y estimulado la hiperconcentración del ingreso y la riqueza. Es un tema tabú. En cambio, sobre la pobreza en el país existen cientos de ellos, cada cual con una justificación distinta, que explican por qué la mitad de los mexicanos sobreviven en tan precaria condición.

Pues bien, entre los milagrosos hallazgos sobre el tema tabú en nuestro país, La Jornada (Dora Villanueva) nos ilustra, como siempre: “La concentración del poder económico en México se ha vuelto una herencia familiar y una puerta giratoria hacia el poder político. No hay economía en América Latina y el Caribe, ni de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), donde tantas grandes empresas estén en manos de tan pocos clanes familiares como la mexicana, muestra un nuevo informe del Banco Mundial.

Cerca de 95 por ciento de las 50 empresas privadas más grandes de México están en poder de las familias más ricas del país y tienen ingresos que equivalen a una cuarta parte del producto interno bruto (esa proporción equivale a cerca de 375 mil millones de dólares; 27 por ciento de ese monto, sólo en las alforjas de Carlos Slim), reportó el organismo. Esto resulta en que también sea el país con mayor porcentaje de empresas familiares que cotizan en bolsa, el doble que el promedio mundial.

Cuatro décadas atrás, el académico e investigador estadunidense Roderic Ai Camp publicó una investigación ( Líderes políticos de México, su educación y reclutamiento; Universidad de Arizona, Fondo de Cultura Económica, 1983) en la que construyó el árbol genealógico de la clase política de nuestro país y detallaba cómo la familia y allegados de los líderes originales se incorporaban a la élite gubernamental y partidista, en una suerte de práctica monárquica. Excelente trabajo, sin duda. Pero a la hora de hacer lo mismo con la oligarquía autóctona –con raíces más añejas– parece que nadie se animó.

Dado lo anterior, parece mentira que un organismo financiero manejado por la élite política y económica internacional se animara a ponerle el cascabel al gato mexicano: Esta economía de herencias familiares se hace evidente en diversas clasificaciones y estimaciones. Las fortunas de los ocho hombres más ricos del México no se enlistan solas. Carlos Slim, Germán Larrea, Ricardo Salinas Pliego, Alejandro Baillères, María Asunción Aramburuzabala, Juan Domingo Beckmann, Carlos Hank Rhon y Antonio del Valle Ruiz, todos con el agregado y familiaEl meollo alrededor de las empresas de propiedad familiar es la influencia que pueden tener al margen de lo económico.

Esas ocho familias, vinculadas en algún punto con nombres como Telmex, América Móvil, Telcel, Grupo México, Cinemex, Banco Azteca, Elektra, Tv Azteca, El Palacio de Hierro, GNP Seguros, Industrias Peñoles, José Cuervo, Grupo Modelo, Banorte y Maseca, entre otros, tienen una riqueza conjunta de 170 mil millones de dólares ( ídem).

A partir de 1989, ya reconstruida la muy salinista oligarquía nacional a costillas de la nación, se registró el auge de los mexicanos marca Forbes, mientras la nación era permanentemente despojada a la par que el ejército de pobres avanzaba a galope tendido.

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X: @cafevega

 


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