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Desde el otro lado

¿Es pertinente un nuevo partido político?

C

onforme se aproxima en Estados Unidos el inicio del proceso electoral, surgen estudios y artículos de opinión donde se encuentran los más variados escenarios sobre sus resultados. En uno de los artículos, aparecido la semana pasada en The New York Times, el editorialista David Brooks nos ofrece un interesante punto de vista sobre la forma en que las migraciones internas podrían afectar dicho proceso. Brooks hace una serie de observaciones acerca de los factores que las determinan, agrupándolas en condiciones propicias para la política de inversiones, por un lado, y las propicias para el desarrollo social, por el otro. Los estados en los que el acento está en una política benéfica para los negocios suelen estar gobernados por conservadores o, para decirlo sin ambages, por republicanos. En tanto, los que dan un peso mayor a las políticas de beneficio social están gobernados por liberales, es decir, demócratas. ¿Esto significa que unos son mejores que los otros? La respuesta del autor, con base en las entrevistas que realizó a sociólogos, urbanistas y economistas, es un no tajante.

Texas, Florida o Carolina del Sur son estados gobernados por republicanos, pero sus grandes urbes, como Austin, Houston, Miami o Raleigh, están gobernadas por demócratas. Para Brooks, esta combinación está determinada cada vez más por la interacción de políticas que se conjugan en un equilibrio que determina un centro político bicolor: rojo y azul. Los republicanos privilegian políticas benéficas para la inversión en los estados que gobiernan, pero en las grandes ciudades de esos mismos estados los demócratas privilegian políticas educativas, de la salud y, en general, las de beneficio social para las mayorías, además de la diversidad cultural, étnica y sexual.

Ha sido común afirmar que la mayoría de los votantes republicanos, cuya población es blanca y trabaja en la industria, vive en el medio oeste y el sur del país, mientras la población con educación superior, que en buena parte está integrada por trabajadores de cuello blanco, habita en las costas. Por diversas razones estos últimos han iniciado un éxodo hacia el sur y el medio oeste. Brooks sugiere que esa migración ha generado un fenómeno que implicaría la gestación de un creciente centro político para el que en la actualidad no existe un partido que lo represente. Lo que entre líneas sugiere es interesante, pero ¿factible?