Opinión
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Jazz

Raíces-Jazz mexicano

H

acen falta muchas cosas, hay mucho todavía por resolver, pero el jazz en México ya no es un páramo fantasmal, sediento de lluvia. Nuestros músicos siguen haciendo su tarea con maestría, en medio de la dictadura del mercado y del valemadrismo oficial (como ha sido siempre). Nuevas y estupendas propuestas se perfilan aquí y allá, y el grupo Raíces es una de ellas.

Hace cosa de cinco-seis años, el joven maestro Roberto Macías (mejor conocido en las catacumbas queretanas del jazz como Larry) se encontró con dos músicos de un mariachi, muy jóvenes también, y juntos armaron una suerte de laboratorio con el afán de compartir y enlazar ambos géneros, intentando que ninguno se impusiera sobre el otro.

César Espinosa y Eduardo Calixto enseñaron a tocar la música de mariachi a Larry; mientras que él, como profesor de improvisación y guitarra en el Conservatorio de Música del Estado de México, compartió con ellos la gramática del jazz. Con el tiempo, Pedro Galindo, profesor de percusiones del Conservatorio, se unió al grupo; Erick Mora suplió a Calixto en el guitarrón, César Espinosa continuó en la vihuela y Larry en la guitarra y la dirección. Nacía así el grupo Raíces.

el 11 de marzo van a presentar su primer disco, Jazz mexicano, en la Ciudad de México. La cita es la Fundación Sebastián, ubicada en avenida Patriotismo 304, San Pedro de los Pinos, a las 8 de la noche.

Son cinco temas con un sonido muy bien pulido, de rítmicas y enlaces casi impecables: La Llorona, Moon Flower, My Favorite Things, Ojitos traidores y Huasteca. Cinco primeros pasos de lo que seguramente será un enorme trayecto.

Platicamos con Larry.

–Las métricas de mariachi no son nada sencillas…

–Tienen una cuestión importante... como los mexicanos estamos tan acostumbrado a escuchar esta música, para nosotros no es nada serio lo que se hace, pero realmente sí hay algo detrás muy interesante. La vihuela, por ejemplo, está tocando en un 6/8, mientras el guitarrón lo hace en un 3/4 entonces, uno binario y otro ternario, hacen que el mariachi suene precisamente así. Para nosotros es de lo más natural, pero no para otras personas que no están acostumbradas.

“Al compaginar la métrica de la música tradicional mexicana con la del jazz… teníamos que encontrar dónde empatarlas. Encontramos que con una base rítmica en 3/4 se empezaba a dar esta copresencia entre los dos estilos. Ya después, esto mismo lo empezamos a pasar a otros compases.”

–En la historia toda del jazz en México, los músicos han insertado la música tradicional mexicana en sus repertorios, pero lo hacían de manera muy tangencial, o sólo meciendo las canciones mexicanas en el swing del jazz. Con sus honrosas y contadas excepciones, no llegaban realmente a fusionar estos dos universos. Y siento que ustedes sí lo empiezan a lograr. ¿Qué piensas de esto?

–Creo que una de las cosas importantes que hacemos es agregar los instrumentos específicos del género del mariachi, y auditivamente eso le da algo, y las personas identifican estos instrumentos, aunque no los conozca previamente.

“otra de las cosas es que, en efecto, realmente trabajamos mucho para encontrar el punto donde se puede hacer esta fusión, donde realmente sonaran las dos partes. Aunque es un proyecto que está en pañales, siento que tiene que profundizar mucho más, con muchos más géneros que hay dentro de la música tradicional mexicana en toda la República, y, lógicamente, también dentro del jazz hay una enorme cantidad de géneros. Entonces hay tela de donde cortar para aventar pa’ arriba.”

Un largo viaje siempre empieza con un primer paso, decía el compañero Lao-Tse. Salud