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Y ahora con ustedes, los demócratas // ¿Alito, Marko, Madrazo, Zambrano? // ¿Cossío, Creel, Fox, Borolas, Claudio?

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▲ El operador de la marcha dominical, Claudio X. González, y una de las criticadas personalidades que se hicieron presentes en el acto a favor del INE.Foto Cristina Rodríguez
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i la “consolidación de la democracia” depende de esperpentos como Alito Moreno, Marko Cortés, los Chuchos croqueteros, Roberto Madrazo, José Ramón Cossío, Santiago Creel, Vicente Fox, Felipe Calderón (a 9 mil kilómetros de distancia, no vaya a ser que lo detengan en territorio nacional), Margarita Zavala, Claudio X. González y demás fauna de la política nacional, entonces México y los mexicanos están fritos, porque si de algo pueden presumir esas caras visibles en la concentración dominical es su arraigada cultura antidemocrática. Pero esos son los que aparecieron, porque en las sombras están los titiriteros.

A lo largo de los años, personajes como los citados no sólo cometieron todo tipo de delitos electorales (y muchos más), sino que permitieron, si no es que alentaron, la formación del narco-Estado mexicano, cuyo máximo exponente visible es Felipe Calderón, hoy resguardado por la derecha española, y su operador Genaro García Luna, condenado en Nueva York. Mapaches por aquí, ratón loco por allá, urnas rellenadas o robadas por doquier y una autoridad electoral que avaló el fraude en comicios estatales y presidenciales, como los de 2006 (con Luis Carlos Ugalde en el IFE) o fingió ceguera ante la ostentosa corrupción que llevó a Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto a Los Pinos, por citar sólo a ese trío, quienes descaradamente sí tocaron al INE y sí se robaron los votos.

Pero hoy se dicen demócratas y defensores del voto (léase del enorme presupuesto y las inagotables canonjías del INE). Entonces, ¿lo es Roberto Madrazo, con su fraude en las elecciones de 1993 para el gobierno de Tabasco? ¿Santiago Creel, que otorgó alrededor de 450 permisos para operar casinos a cambio de promoción política en los medios electrónicos de comunicación y obtener la candidatura presidencial? ¿Fox, Martita, sus hijos, Calderón, los Zavala? ¿Cossío, que maniobró para que Borolas y su familia política no resultaran afectados por el criminal incendio en la guardería ABC? ¿Margarita y sus cerca de 500 mil firmas falsas para lograr su candidatura independiente? ¿Claudio X. González Guajardo, hijo del papá salinista y señor de la chequera que, a nombre de sus representados, compra democracia por todas partes? ¿Los intelectuales orgánicos que se venden al mejor postor? Da grima ver y escuchar a los personajes citados, carentes de ética y hoy apretadamente disfrazados de demócratas.

Y como los citados, muchos personajes más que en la concentración dominical hablaron y hablaron de democracia y la defensa del voto, mientras se desgañitaban para exigir elecciones limpias en un México que ellos ensuciaron y contribuyeron a corromper, porque si alguien tiene cultura y práctica del fraude, la ilegalidad, la corrupción, la chicana y los enjuagues son, precisamente, los que ahora se dicen muy preocupados y se declaran abiertos defensores del estado de derecho, cuando en los hechos han sido un lastre permanente para el avance del país.

Más allá del derecho ciudadano a manifestarse libremente, que se ejerció con plena libertad, la concentración en el Zócalo no fue más que el banderazo inicial del proceso electoral de 2024, en el que la autodenominada oposición no tiene mayores posibilidades. Eso sí, resulta muy atractivo para precandidatos y operadores, porque no queda duda que la derecha inyectará cantidades multimillonarias (como lo hizo en anteriores comicios) en su intento por posicionar a uno de sus títeres, algunos de ellos presentes en la manifestación dominical, y llevarlo, a quien resulte, a la Presidencia de la República. No importa cómo ni cuánto, porque su objetivo es mucho mayor: recuperar el jugosísimo negocio que perdió con el cambio de régimen. Entonces, si hasta ahora la derecha ha hecho guarrada y media, en 2024 está dispuesta, chequera en mano, a convertir el proceso electoral en un verdadero estercolero.

Bien lo apuntó el presidente López Obrador: dichos personajes han participado en gobiernos anteriores; han defendido fraudes electorales; formado parte de la corrupción, han pertenecido al narco-Estado, como ha quedado de manifiesto con lo de García Luna, se impuso, durante dos sexenios; es un grupo reaccionario que no quiere que las cosas cambien: en sentido estricto, no les importa la democracia; lo que quieren es que predomine la oligarquía, un gobierno de los potentados.

Las rebanadas del pastel

La pandemia no ha concluido, pero es idea común que ya la libramos. Nada más erróneo.

Twitter: @cafevega