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Transitan junto a sistemas de riego

Falta de caminos pone en peligro a pobladores de la sierra de Jacala

En temporada de lluvias sus comunidades quedan aisladas por inundaciones

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▲ Por la falta de caminos que comuniquen a los pueblos indígenas de Quetzalapa y Vado Hondo, en la Sierra Gorda de Jacala, Hidalgo, los lugareños recorren largas distancias sobre el estrecho borde del río Amajac.Foto Juan Ricardo Montoya
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 30 de enero de 2023, p. 26

Jacala, Hgo., Pese al riesgo de caer a un precipicio o morir ahogados, pobladores de localidades ubicadas en la Sierra Gorda de Jacala se ven obligados a caminar rumbo a sus comunidades sobre el estrecho borde de calicantos (canaletas de piedra, cal y cemento) construidos sobre veredas o junto a acantilados para desviar el agua del río Amajac a sus cultivos.

Los lugareños carecen de caminos que comuniquen a las localidades por la accidentada geografía del suelo entre las comunidades indígenas de Quetzalapa y Vado Hondo.

De acuerdo con Rosario Guerrero, maestra de una escuela rural de Quetzalapa, la distancia entre ambas demarcaciones del municipio de Jacala es de tres kilómetros, pero no hay ningún camino o carretera que las una, sólo veredas muy accidentadas sobre los cerros, explicó.

Agregó que de forma tradicional, desde el siglo XVI, los indígenas de la región dedicados a la agricultura se organizan cada año para construir con sus escasos recursos los llamados calicantos que sirven para desviar el agua del caudaloso río Amajac hacia sus tierras de cultivo, que generalmente se encuentran en cerros a varios centenares de metros del cauce.

Se coloca una pared perimetral de piedra de seis o siete metros de altura, de manera paralela a los muros naturales de los cerros, en las orillas de las veredas, para que sirva de canaleta, lo que nos obliga a caminar sobre el calicanto, cuyo ancho es de 40 o 60 centímetros, resaltó la profesora.

Así, entre el muro del cerro y el calicanto se forman canales de 600 a 700 metros de largo, que se llenan de agua. Del otro lado hay precipicios hasta de 20 metros de alto, por lo que la gente que transita sobre la pared corre el riesgo de caer en caso de no tener el cuidado y equilibrio necesarios.

Algunas personas han muerto al caer al barranco, estrelladas sobre las rocas, y otras ahogadas si caen del lado de la canaleta, sobre todo cuando la corriente del agua trae mucha fuerza y se lleva a las personas, afirmó Severiana, vecina de Quetzalapa. A veces es tanta el agua que llega que se inunda el calicanto, lo que hace imposible que se pueda caminar sobre él, dejándonos incomunicados, agregó.

En algunas partes, los precipicios terminan en el río, cuya fuerza es tal que ya ha habido personas que han muerto ahogadas.

Para cruzar el canal que sirve de conexión a los calicantos con el Amajac, que atraviesa de forma transversal los caminos vecinales o veredas, los lugareños han debido construir una especie de puente en forma de escalera, con troncos y palos, para poder sortearlo.

Ese tipo de puentes de troncos se usan para cruzar las canaletas que se derivan del río. Para atravesar el Amajac hay dos puentes de metal de 50 metros de largo en diversos puntos de Quetzalapa, pero son muy inseguros, expuso Severiana.

Pobladores de Vado Hondo y Quetzalapa señalan que todos los años, entre junio y agosto, cuando huracanes y tormentas azotan el territorio nacional, el río Amajac se desborda, al igual que las canaletas hechas con calicantos, por lo que ambos pueblos quedan por varios días y hasta semanas sin comunicación entre sí y con la cabecera municipal.

Eso pasó el año pasado, así como en 2021. Pero no nos queda de otra, ya que además de la falta de caminos, la única agua que hay para sembrar es la del río Amajac y para aprovecharla tenemos que recurrir a los calicantos que terminan muy deteriorados, o en algunos casos destruidos, por lo que tenemos que volverlos a construir, expuso la maestra Rosario.

El río Amajac corre a lo largo de 6 mil 904 kilómetros. Atraviesa 10 municipios de Hidalgo y uno de San Luis Potosí.

En su recorrido por territorio hidalguense, cruza por los municipios serranos de Jacala, Tlahuiltepa, La Misión, Eloxochitlán, Chapulhuacán, Tepehuacán de Guerrero y Metztitlán, enclavados en la sierra, así como Atotonilco el Grande, Mineral del Chico y la parte norte de Actopan. En suelo potosino, el cauce pasa por Tamazunchale.