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Tumbando caña

La cultura en Tabasco, a la deriva

T

abasco es arte, todo en Tabasco es cultura”, dice mi amigo, el periodista Erwin Macario. La tierra del presidente Andrés Manuel López Obrador es pródiga en arte y cultura. De estos humedales han brotado grandes hombres y mujeres que han engrandecido el nombre del estado y del país. Poetas, escritores, compositores de música, artistas plásticos, actores de renombre, periodistas enormes, políticos que han trascendido por su pensamiento democrático.

Elocuente el considerado decano del periodismo tabasqueño, se emociona al citar algunos nombres de gente ilustre tales como: José María Pino Suárez, político; Carlos Pellicer Cámara, José Carlos Becerra, José Gorostiza, poetas; Francisco J. Santa María, musicólogo, Rosario María Gutiérrez Eskildsen, Josefina Vicenas, escritoras; Esperanza Iris, soprano; Dora María, cancionera; Regino Hernández Llergo y José Pagés Llergo, periodistas; Regina Torne, Hilda Aguirre, actrices… Y así podría seguir hasta llegar al que ahora es Presidente de la Repúbica.

Estoy de visita en mi estado y con Erwin recorro el Centro Histórico de Villahermosa, donde se encuentran esas casonas clásicas del sureste, vestigios de una época pasada que aún permanecen en pie. Entre ellas destaca la hermosa Casa de los Azulejos, hoy Museo de Historia de la Ciudad; la casa donde naciera el poeta Carlos Pellicer y otras que ahora son oficinas de banco, restaurantes de comida rápida o galerías, librerías y cafeterías como El Jaguar Despertado propiedad de la Secretaría de Cultura. En algunas de ellas nos detenemos y pasamos para admirar la arquitectura criolla. Siempre hay alguien que nos atiende y nos cuenta el relato de sus antiguos habitantes.

Villahermosa tiene museos únicos, como el de La Venta, que diseñara y organizara el poeta Carlos Pellicer, o el de Antropología e Historia, también de su creación, y muchos atractivos más como algunos monumentos, avenidas y paseos que ribetean frondosos árboles que le hacen lucir como lo indica su nombre, una villa hermosa.

Pero aunque Villahermosa manda, me dice el buen Erwin, en cada uno de los diecisiete municipios que integran el estado hay mucha vida cultural: fiestas y celebraciones tradicionales en las que el pueblo se regocija con la música y danzas originales de cada región; manifestaciones artesanales y gastronómicas que reflejan la creatividad de la gente tabasqueña.

En fin, le digo, Tabasco es un edén cultural, pero poco se sabe de ello.

Esto se debe a la pésima política cultural del actual gobierno que encabeza el suplente Carlos Manuel Merino Campos, señala un tanto molesto el columnista del diario Tabasco Hoy. “Su secretario de Cultura, Ramiro Chávez Gochicoa, hedonista y fatuo, está más dedicado a los asuntos personales que a servir a Tabasco

Logros como la institución del Laboratorio de Teatro Campesino e Índigena, las Jornadas Pellicerianas –que colocaron a Tabasco como un importante centro cultural– y el Premio Iberoamericano de Poesía Carlos Pellicer, son añoranzas entre quienes han visto que hasta los centros culturales están convertidos en espacios que se rentan para exposiciones u otros actos que nada tienen que ver con la cultura.

Me da pena decirlo pero el sector de la cultura en la tierra del presidente López Obrador está abandonado. El Teatro Esperanza Iris es un elefante blanco que, como le gusta decir a AMLO, tiene que ser empujado para que camine y sólo se usa para algunas graduaciones de colegios privados y obras comerciales. La actividad editorial es casi nula, las bibliotecas han sido saquedas y vendidos los libros como papel viejo. Existe una orquesta filarmónica que tiene su sede en Xalapa, Veracruz, con integrantes, supuestamente tabasqueños, pero en la localidad no hay escuelas de música formativas para ese nivel. El folclor nuestro está abandonado, no hay escuelas de música tradicional de marimba o tamborileros; la dramaturgia ha desaparecido, las artes plásticas no son promovidas y muchos de los artistas prominentes han abandonado el estado, como es el caso del pintor cardenense Darío Villasís quien se mudó a Mérida, Yucatán, donde está triunfando.

Lugui Osorio, escritora, música y promotora cultural, a quien entrevisté aparte sobre el mismo tema, coincide con Erwin: “En materia de cultura, en Tabasco nada funciona, todo está a la deriva. Sería largo describir el abandono del quehacer cultural institucional en manos de un fifí, corrupto y desinteresado. Este personero del gobernador no tiene cercanía con el gremio artístico. Hace declaraciones lamentables y no se ve por ningún lado el trabajo, la promoción, la incentivación al artista.

Los museos sin movimiento, ni promoción.

En el teatro no se presenta nada local, ni de fuera, y lo que se da no es de calidad. Las escuelas son un desastre. Como ejemplo te diré que tres institutos de arte de la ahora secretaría están hacinados en un solo espacio. La Casa Mora (otrora casa del escritor) ahora es la Casa del Artesano, y está cerrada. Las de danza y música que estaban en El Agora dejaron de dar atención sin ninguna explicación.

“En Tabasco el gobierno está mal, desfraudó a quienes realmente esperábamos un cambio. Los chapulines asaltaron la administración, la inconformidad (y la ambición de poder) han formado dos corrientes en Morena.

Esta costumbre de utilizar a la dependencia cultural como pago político o de entretenimiento de los amigos o familiares no ha desaparecido. Retoma Erwin: “nadie ha querido actuar, mucho menos distraer los juegos de oficina de Chávez Gochicoa. Gente de cultura hay que podría sustituirlo y generar un cambio para el cierre de gobierno de López Obrador. Hay un amigo suyo, leal y eficiente. Lo tienes en tu agenda de entrevistas: Alberto Cuba Zentella. de cultura, de letras, compositor y poeta. Él podría ser un buen secretario de Cultura en Tabasco.