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De la calle a la cancha busca alejar a jóvenes de la violencia

El caso Cata Domínguez exhibe falta de compromiso del futbol con la sociedad
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Nuestro ideal es que este proyecto permita a jóvenes de nuestro país asomarse a otra forma de vivir gracias al deporte, dice Daniel Copto, quien dirige el programa, el cual aglutina a decenas de participantes en todo el país.Foto cortesía Daniel Copto
 
Periódico La Jornada
Jueves 12 de enero de 2023, p. a11

Lo sucedido con la polémica del zaguero de Cruz Azul Julio César Cata Domínguez revela que el futbol profesional está desvinculado de la sociedad, explica Daniel Copto, director del programa De la calle a la cancha, un proyecto que nació en Escocia en 2003 con el nombre Homeless World Cup y que se adoptó en México en 2006 para integrar mediante el futbol a jóvenes provenientes de contextos precarizados y, muchas veces, insertos en dinámicas de violencia.

El fin de semana las fotos de una fiesta infantil organizada por el zaguero del Cruz Azul generaron gran controversia. Las imágenes mostraron a menores ataviados a la manera de sicarios del crimen organizado y con gorras con las siglas JGL (presuntamente en alusión a Joaquín Guzmán Loera) y con la palabra Chapiza. El jugador se disculpó públicamente, pero sin asociar el hecho con la posible apología del delito o de la narcocultura. El club celeste y la Liga Mx sólo reconvinieron al jugador, con la advertencia de que se le aplicaría un reglamento interno y sería capacitado y sensibilizado sobre el tema.

Lo que hacen ciertas figuras del futbol es un reflejo de lo poco vinculado que está la industria del deporte a los problemas que aquejan a nuestra sociedad, expone Copto; exhiben su absoluta falta de compromiso con los problemas de las comunidades, y esa actitud la promueven precisamente los dueños de este deporte, la federación, los propietarios de clubes y la Liga.

El futbol mexicano profesional sólo está interesado en vender un producto –añade Copto–. Ni la federación ni la Liga están interesados en generar programas de educación o sensibilización sobre los problemas que aquejan a las comunidades.

No les interesa vincular futbol y sociedad, sostiene Copto; una vez llevé el proyecto a la Federación Mexicana de Futbol y me batea-ron. Me dijeron que cada club tenía su trabajo de responsabilidad social. Y cuando lo presenté a un equipo grande, me dijeron que podían apoyar con botargas. Eso es lo que entienden por responsabilidad social: la caridad, el acto y las palabras vacías.

Para Copto es doloroso ver casos como el que protagonizó Cata Domínguez, pues su trabajo en De la calle a la cancha es un esfuerzo por extraer jóvenes de realidades donde son oprimidos por razones económicas y sociales, sometidos a diferentes formas de violencia, y por eso tratan de ofrecerles otros modelos de vida a través del futbol.

Son chavos –explica– que han sufrido demasiado. Algunos fueron devorados por las dinámicas más crueles de sus realidades. Han llegado sicarios, halcones, vendedores de droga al menudeo, enganchados a adicciones, o muchachas y muchachos, que sin participar de forma directa, están atrapados.

“Un día un chico me dijo: ‘profe, llévese a otro, porque aquí no me dejan salir’. Se refería a que un grupo del crimen no le daría permiso de salir de su comunidad”, agrega.

El proyecto invita a jóvenes para incorporarse a torneos de futbol. Comienzan de manera local en todos los estados de la República. Después se compite a nivel nacional y se termina por formar selecciones para participar en los Mundiales de este proyecto.