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Tumbando caña

El cascanueces, un hermoso cuento navideño

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▲ El clásico se repone luego de dos años de ausencia por la pandemia.Foto cortesía CND
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esde el 16 y hasta el 23 de diciembre, los que vivimos en la Ciudad de México o la visitan, tendremos la oportunidad de presenciar y admirar en el Auditorio Nacional uno de los más bellos cuentos navideños convertidos en ballet: El cascanueces.

La obra, un clásico, la repone la Compañía Nacional de Danza (CND), tras dos años de ausencia por el tema del covid-19. Ha sido montada con precisión y delicadeza por los coreógrafos Elisa Carrillo y Cuahtémoc Nájera, contando con la participación de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, dirigida por Iván López Reynoso, y de la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.

La tradición de los cascanueces de Navidad (figuras decorativas tradicionales especialmente del centro de Europa) proviene del cuento popular alemán El cascanueces y el rey de los ratones, de 1816, del escritor Ernst Theodor Amadeus Hoffmann. En 1844, Alejandro Dumas realizó una adaptación infantil de la obra original titulada Historia de un cascanueces, la versión más conocida entre los cuentos navideños, y que sirvió para inspirar el ballet, El cascanueces, con música del inmenso Piotr Ilich Chaikovski, quien escribió la partitura completa entre 1891 y 1892. Estructurado en dos actos, la parte escénica fue llevada a cabo por encargo del director de los teatros imperiales, Iván Vsévolozhsky, en 1891, estrenándose en 1892 en el Gran Teatro Mariinsky de San Petersburgo bajo la coreografía de Lev Ivanov y libreto de Marius Petipa.

La historia se desarrolla en Nochebuena en una familia burguesa alemana, donde los niños de la casa estaban felices y a la vez ansiosos por abrir los regalos que rodeaban el árbol de Navidad. El mago del cuento, quien no es otro que el juguetero Drosselmeyer sorprende a su sobrina Clara con un gran cascanueces de madera y al niño Fritz con el rey de los ratones. Una vez transcurrida la celebración, la pequeña corre a desearle las buenas noches al cascanueces que esperaba junto al árbol. Se queda dormida y empieza a soñar y a vivir una experiencia llena de magia y aventuras en a que los muñecos del juguetero cobran vida.

La leyenda cuenta que el cascanueces es un príncipe que se iba a casar con una princesa, pero fue embrujado por una ratona y convertido en un juguete de madera. Su nombre, cascanueces, viene de la habilidad del príncipe de romper nueces con los dientes.

Los imaginativos personajes de la obra de Amadeus Hoffmann / Dumas con la música universal de Tchaikovsky han convertido a El cascanueces en un clásico de las navidades, ideal tanto para el público adulto como para los más pequeños.

La puesta en escena en el Auditorio Nacional es hermosa, en verdad que lo es, por la música, a cargo de la Orquesta Sinfónica de Bellas Artes dirigida por el joven maestro Iván López Reynoso; la gracia de movimientos y sincronía de los bailarines de la Compañía Nacional de Danza (CND), así como de los estudiantes de la Academia de la Danza Mexicana; la elegante escenografía, de Sergio Villegas, en la que destaca un enorme huevo Fabergé; el fastuoso vestuario, de María y Tolita Figueroa; la adecuada ambientación lumínica, de Laura Rode, y el mensaje de paz y concordia que emana de la obra.

El cascanueces se presentó por primera vez con la CND el 2 de diciembre de 1980 en el Palacio de Bellas Artes y, desde 2001, en el Auditorio Nacional. Para Elisa Carrillo, montar nuevamente esta obra universal significa rencontrarse con su audiencia, acercar al público de todas las edades al ballet, a través de una historia con la que se identifican, y representa una oportunidad para que niñas, niños y adolescentes que se están formando como bailarines, desarrollen su talento al lado de profesionales de este arte.

Son impresionantes la disciplina de los bailarines y la corrección musical, fiel a la partitura original, lograda por la Orquesta del Teatro de Bellas Artes. Todos los participantes conjugan un arte total. Hay que darse la oportunidad de ver este gran ballet, lo que hacen estos artistas mexicanos en escena: muy profesional. Verdaderamente hermoso.

Funciones 20, 21 y 22 de diciembre a las 20:30 horas; el día 23 a las 16 y 20:30 horas, en el Auditorio Nacional, Paseo de la Reforma y Campo Marte.