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Ya somos 8 mil millones de habitantes
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ste 15 de noviembre fue el día en el que nació la persona que llevó a la humanidad a alcanzar un volumen de 8 mil millones de habitantes. Para conmemorarlo, Landy Sanches, directora del Centro de Estudios Demográficos, Urbanos y Ambientales de El Colegio de México, organizó un conversatorio sobre el futuro de la población en conjunto con el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) y la Secretaría General del Consejo Nacional de Población (Conapo).

Un mundo de 8 mil millones puede sonar desafiante, pero un mundo re­si­liente que defiende los derechos y las opciones individuales ofrece infinitas posibilidades para las personas, las sociedades y al planeta; es una historia de éxito, afirmó Alanna Armitage, representante del Unfpa para México; el aumento de la población es testimonio de los logros de la humanidad, de los avances en salud y del mayor acceso a la educación.

Las proyecciones de Naciones Unidas fueron presentadas por Iván Castellanos, representante auxiliar del Unfpa. La población mundial sigue creciendo, pero, tras medio siglo de descenso de la fecundidad, este crecimiento se está ­ralentizando. El mundo pasó de cinco hijos por mujer en 1950 a 2.3 hijos en 2022. Se espera que el mundo alcance 8.5 mil millones de habitantes para 2030 y 9.7 mil millones en 2050, hasta llegar a 10.4 mil millones en 2080, momento en que comenzará a decrecer el volumen de la población mundial. Más de la mitad del crecimiento de 7 mil a 8 mil millones se concentró en 10 países. India fue, por mucho, el que más contribuyó (177 millones), seguido por China (73 millones) y Nigeria (60 millones). La contribución de Europa al crecimiento poblacional será negativa en el futuro próximo. Las regiones del mundo crecen a ritmos diferentes. Más de la mitad de la población vive en Asia. En 2060 África Subsahariana se convertirá en la región más poblada; América Latina alcanzará su máximo volumen de población en 2056.

Al tiempo de superar la mirada catastrofista del crecimiento de la población tenemos que admitir la desigualdad de oportunidades. Hay países y grupos de población que siguen excluidos del ejercicio de los derechos. Las cifras de crecimiento muestran situaciones extremas. Mientras en Bulgaria la tasa de crecimiento poblacional es de menos 1.5 por ciento, en Nigeria la población crece a 3.7 por ciento anual; la esperanza de vida es de 85 años en Mónaco y de 53 en Chad. La fecundidad de adolescentes en Dinamarca es de dos nacimientos por cada mil adolescentes y de 170 por cada mil en Nigeria.

Es necesaria una revisión de la dinámica demográfica, porque las tendencias han cambiado y porque ocurre después de la intensa y atípica pandemia del SARS-COV-2, que trastocó el orden regional y mundial. El impacto de la pandemia en la mortalidad fue grave, borró los avances en la esperanza de vida que tanto costó conseguir. En 2020 y 2021 provocó 14.9 millones de muertes más de las previstas. La esperanza de vida al nacer descendió en todos los países del mundo y es 5.4 años superior en las mujeres que la de los hombres.

En México se logró reducir la tasa de fecundidad de siete a 2.1 hijos por mujer en 50 años y la tasa de fecundidad de adolescentes a la mitad (de 134 nacimientos por cada mil adolescentes a 68). Hemos alcanzado la tasa de remplazo, pero hay un rezago en los derechos sexuales y reproductivos, los cuales los ejercen principalmente mujeres de sectores medios y altos de las áreas urbanas. Los esfuerzos de hoy se enfocan en posponer la edad de los embarazos, erradicar el machismo y la maternidad infantil en las comunidades rurales e indígenas, donde más de la mitad de la población vive en localidades con grados de accesibilidad bajo y muy bajo, que se concentran en Oaxaca, Guerrero y Chiapas. La política de redistribución poblacional en México no cobró la importancia que tuvo la planificación familiar de los años 70, hoy es una prioridad señalada desde la Presidencia de la República. Los flujos de migración interna se orientarán hacia la región sur-sureste del país con diversos proyectos de reactivación económica sostenible.

A medida que disminuye la fecundidad y aumenta la esperanza de vida, la población mundial envejece rápidamente, de ahí la tendencia mundial al envejecimiento poblacional. La mitad de la población mexicana tiene menos de 29 años y 38 por ciento son personas adultas. La esperanza de vida de las mujeres aumentó 16 años, de 1970 a 2022 pasó de 62.4 a 78.3 años, y la de los hombres aumentó 15 años. Por la pandemia de covid-19 se estima una pérdida de 3.4 años en la esperanza de vida de las mujeres y de 5.5 años en los hombres. De cualquier manera, México experimentará una feminización de la vejez.

La mejor medida para anticiparse al inminente envejecimiento de la población es impulsar la movilidad social, principalmente de las mujeres, pero también la de adolescentes, jóvenes y adultos, y de quienes han estado excluidos, antes de que lleguen a engrosar el grupo de personas mayores. Se trata de los grupos que hoy reciben la mayor prioridad e inversión.

Como bien señaló Silvia Giorguli, demógrafa y actual presidenta de El Colegio de México, la demografía es una herramienta muy poderosa para proyectar a futuro y para anticipar los retos y oportunidades; además es importante tener en cuenta el eje de los derechos humanos como articuladores para las políticas públicas.

* Secretaria general del Conapo

Twitter: @Gabrielarodr108