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Ciudad perdida

La liosa Lía busca gobernar la ciudad

E

l lapso en el que se sabe que todo está perdido impulsa, sin duda, cualquier locura. Eso parece que le pegó, y duro, a la señora Lía Limón. Dedicada al escándalo, la alcaldesa de Álvaro Obregón confiesa que quiere ser jefa de Gobierno, como si se tratara de otro capricho que papi debe cumplirle.

Aunque la señora no parece militar en el cártel inmobiliario azul que creó su partido, el PAN, hasta ahora su mayor oferta hacia la ciudadanía ha sido repetir los errores que llevaron a la debacle no sólo a su partido, sino al país.

Tal vez por cuestiones ideológicas, tal vez porque no lo entiende y por eso busca repetir lo que fue un desastre y que mostró el rostro desnudo de la ambición de quienes gobernaban beneficiando a sus amigos y familiares.

La señora Limón, a quien los priístas aseguran que no seguirán, tampoco se ha dado cuenta de que el gobierno federal actual no es otra cosa que el producto de los abusos, la corrupción y el mal gobierno de su partido y el PRI.

Unos y otros, panistas y priístas, tuvieron reiteradas opciones para darle al país un mejor derrotero. Usaron todas las mañas para hacerse del poder y establecieron rutas de gobierno que llevaron al país a la vergonzosa desigualdad que hoy se vive y contra la que se rebeló la gente, incluso aquellos que hoy, desprovistos de memoria, quieren regresar al pasado neoliberal sin importar lo que el país sufra.

Entonces, los panistas no tienen otra oferta de gobierno que lo mismo: las locuras de Fox, los traumas y la violencia de Calderón o la ambición de Peña, que sin ser panista impactó a los azules.

La Ciudad de México halló, antes que el país, gracias al despertar de sus habitantes, el antídoto al virus azul, y al tricolor. Los avances en la ciudad no pueden negarse porque, además, se convirtió en ejemplo de desarrollo.

Lía Limón no encontró ninguna otra opción que el pasado neoliberal, su promesa es regresar a los ámbitos de la corrupción, de mejorar la violencia, de olvido para las mayorías y de enriquecimiento privado.

En fin, Lía no tiene, como sus compañeros de partido, ninguna oferta que pueda ser aceptada por una ciudadanía bien informada, aunque, a decir verdad, desde la capital donde se ha puesto freno a la violencia, el lugar donde las oportunidades de empleo son mayores que en cualquier otro punto del país, donde fuera de los ejemplos azules no hay muestras de corrupción sistemática y la libertad de expresión se utiliza también como arma política, la realidad se fisura para dar paso a la especulación y la maledicencia.

Como hemos dicho desde hace tiempo, la oposición no tiene, cuando menos por ahora, ninguna oferta de gobierno que pudiera seducir a los votantes, y por más que se apueste a la ignorancia como punto débil para atacar, la ciudadanía, a final de cuentas, no arriesgará lo que se ha conseguido alejados del neoliberalismo. Ese es el asunto.

De pasadita

La otra mentira es que se quiere desaparecer al INE. Con la patraña se quiere convocar a la gente a acudir a una marcha que más que protestar contra algo que pudiera estar mal, busca mostrar que la derecha tiene fuerza.

Serán los empleados de los señores X, y los de otros negocios, quienes sean obligados a nutrir las filas de la marcha que, cuando menos hasta ahora, tendrá el mismo resultado que los otros intentos, sin éxito, de la misma derecha.

¿Quién quiere ser cómplice de los que se llenan los bolsillos con los dineros de la gente? ¿Quién podrá defender los excesos y el libertinaje financiero? ¿Quien pretende proteger a los que ocultan para mentir? Ya lo veremos.

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