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El Baluarte de Santiago está cerrado al público y en remodelación desde hace cinco años y medio

Delegados del INAH van y vienen y no se concluyen los trabajos // Es uno de los pocos inmuebles del siglo XVII que sobreviven en Veracruz, afirma el investigador Ricardo Cañas

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▲ El Baluarte de Santiago estuvo en manos militares hasta 1952, luego se entregó al ayuntamiento y años más tarde, el INAH lo tomó bajo su custodia hasta la actualidad.Foto Eirinet Gómez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 8 de noviembre de 2022, p. 6

Xalapa, Ver., El Baluarte de Santiago –último vestigio de la muralla que protegía la ciudad de los ataques de piratas y referente turístico del puerto de Veracruz– lleva cinco años seis meses cerrado al público, con trabajos de mantenimiento inconclusos, daños en el sistema eléctrico y sin fecha precisa para su reapertura.

El icónico inmueble, construido en el sur de la antigua Ciudad de Tablas –como se conocía al puerto– para defenderla del ataque de piratas, fue cerrado al público en 2017, cuando Esteban Rodríguez, entonces delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Veracruz comenzó lo que se ha convertido en un aletargado proyecto de mantenimiento y conservación.

Vamos a eliminar algunas construcciones que se hicieron en el siglo XX y que no tienen nada que ver con el monumento; es decir, haremos una especie de limpieza, vamos a depurar el inmueble, indicó Rodríguez, en aquel momento.

Pero lo que se creía que sólo tomaría unos meses pronto se extendió más allá del periodo de Esteban Rodríguez en el cargo público. En septiembre de 2018, Julio Ignacio Martínez de la Rosa, su sucesor en la delegación veracruzana del instituto, aseguró que las obras habían terminado y que a más tardar en noviembre de ese año sería reabierto.

Ya está concluida la obra, estamos en la revisión de algunos detalles que tienen que ver con instalaciones eléctricas, para que todo quede a punto, dijo para zanjar la inquietud de quienes ya desde entonces reclamaban su reapertura.

Sin embargo, esos detalles en las instalaciones eléctricas y la falta de instalación museográfica continúa sin atenderse hasta la fecha, lo que ha provocado que el baluarte siga inaccesible para los veracruzanos y los visitantes.

Ricardo Cañas Montalvo, autor del libro La fundación de Veracruz y sus cuatro asentamientos, señala que el inmueble tiene una importancia extrema, no sólo para recordar las estrategias militares de ese viejo Veracruz, sino por cuestiones culturales y turísticas. En el Baluarte de Santiago acontecieron muchos hechos históricos; ahí fusilaron a seis jóvenes insurgentes veracruzanos en julio de 1812.

Cañas, quien también es analista investigador del archivo histórico de Veracruz y director del Museo de la Ciudad, insistió en que el Baluarte de Santiago es un sitio que debe ser reabierto para el disfrute de los veracruzanos y de quienes nos visitan de otras partes del país y del extranjero.

La antigua ciudad de Veracruz contó con nueve baluartes para el resguardo de la ciudad: dos grandes del lado del mar –el de Santiago y el de la Concepción–, y siete del lado de la tierra, éstos demolidos en 1880, con autorización de Porfirio Díaz para poder agrandar la ciudad.

En 1902, con las obras del puerto se derribó el Baluarte de la Concepción y, debido a que se ganaron 100 hectáreas de terreno al mar, el de Santiago quedó dentro de la ciudad.

El Baluarte de Santiago tiene una rampa de acceso, un puente levadizo y un pórtico con una espadaña con un relieve del apóstol Santiago.

En su interior hay una explanada y una atalaya –donde se exhiben las joyas del pescador. Cuenta también con un caballero alto –una torre– desde donde se tiene una excelente vista del mar, de San Juan de Ulúa y de la Isla de Sacrificios.

Es un edificio muy hermoso, de los pocos que hay de esa etapa del siglo XVII, cuando a Veracruz se le conocía como Ciudad de Tablas, porque todo estaba construido de madera, y había muy pocas construcciones de mampostería, señala Cañas, autor del libro.

El inmueble toma el nombre del apóstol Santiago, a quienes los españoles de aquella época se encomendaban para salir triunfantes en la guerra. También se le conoció como el Baluarte del Polvorín, ya que tiene un sótano donde se podía almacenar la pólvora de las 22 piezas de artillería que podía portar.

El baluarte fue construido en 1635 a la orilla del mar para defenderla del ataque de piratas. Su tiro de fuego se cruzaba con el baluarte de San Crispín, con la fortaleza de San Juan de Ulúa y con la batería de San Felipe, en la Isla de Sacrificios.

El Baluarte de Santiago estuvo en manos militares hasta 1952, cuando se entregó al ayuntamiento; años más tarde, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lo tomó bajo su custodia hasta la fecha.

Trabajos pendientes

Juan José Ramírez Jara y Anaya, perito de la sección de Monumentos Históricos del Centro INAH-Veracruz, reconoció por medio de un oficio, que da respuesta a la solicitud de información 330018322000842, que las obras de rehabilitación fueron entregadas en 2019.

Sin embargo, advierte que el inmueble no ha podido ser reabierto porque se requieren nuevos trabajos de mantenimiento que ya se encuentran identificados y reportados, cuya ejecución está supeditada, de manera conjunta, a la instalación museográfica pendiente.

Además, hizo hincapié en que están por resolver las medidas de seguridad que se deben implementar para la colección que se exhibirá.

Para la reapertura se requiere la conclusión de las acciones mencionadas, resalta en el oficio.

Sobre el cierre del inmueble, David Antonio Morales Gómez, museógrafo del INAH, señaló que después de la intervención para su conservación y restauración se quedó en el proceso de montaje de la colección para exhibición, cuando irrumpió la pandemia.

Señaló que en la actualidad, el inmueble presenta daños en el sistema eléctrico (caja de suministro y cableado).

No se ha reabierto porque, se encontraba en un proceso de conservación y restauración, se restructuró la museografía y el guion científico por parte de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones.

Morales Gómez señaló que para su reapertura se requiere corregir los problemas eléctricos, montar el mobiliario museográfico y que dicha coordinación fije una fecha.

Consultado por este diario, el INAH emitió una tarjeta informativa en la que dice que aún se trabaja para actualizar los rubros de mantenimiento en el monumento histórico, renovar el discurso museográfico y el guion curatorial, y que se espera que hacia el primer trimestre de 2023 pueda estar listo para su reapertura al público.