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Mala alimentación e inactividad física y mental, riesgos para Alzheimer: científica
 
Periódico La Jornada
Domingo 25 de septiembre de 2022, p. 8

La aparición de la enfermedad de Alzheimer no sólo está relacionada con el propio envejecimiento de las personas o su posible predisposición genética, sino también con sus hábitos de alimentación y actividad física y mental, pues se ha descubierto que las dietas altas en grasas y azúcares son un factor de riesgo para que dicha condición surja.

Así lo advirtió Clorinda Arias Álvarez, académica del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM, quien señaló que México es uno de los países donde se espera un mayor aumento de esa condición en el futuro, por lo que deben diseñarse políticas de prevención de la enfermedad y de sensibilización ante lo que ésta significa.

En charla con La Jornada, la especialista en envejecimiento cerebral patológico indicó que en México hay registros de entre 700 mil y un millón de personas con Alzheimer. A escala mundial, son unos 50 millones, pero se calcula que en 2050 podría llegar hasta 150 millones, muchos de ellos en países de ingreso medio, como el nuestro.

Arias subrayó que, según estudios prospectivos en diversos países, hay al menos 12 factores de riesgo que pueden facilitar la aparición de la enfermedad –los cuales son prevenibles–, entre ellos obesidad, diabetes, hipertensión, tabaquismo, aislamiento social y depresión.

Luego de destacar que el peligro de que aparezca el Alzheimer se podría reducir hasta en 40 por ciento si se atendieran esos factores, la investigadora enfatizó que uno de los hallazgos del equipo que ella coordina es el rol de la alimentación en el surgimiento de demencias.

“Nos hemos enfocado en conocer cómo las dietas altas en grasas saturadas, colesterol y azúcares refinadas –como la alta fructosa, que está presente en los refrescos y en un montón de esta comida empaquetada– pueden afectar al cerebro, al cambiar el metabolismo de las neuronas y producir un daño similar al que se ve en el cerebro de pacientes con Alzheimer”, dijo.

De acuerdo con Arias, cuando las neuronas se exponen a grasas saturadas, como el ácido palmítico o el colesterol, se producen cambios en la llamada proteína tau, que se ve afectada en el Alzheimer. Esa proteína se fosforila (es decir, sufre la adición de fosfato) en el cerebro de los pacientes y se forman marañas neurofibrilares que terminan matando a las neuronas.

El surgimiento de la enfermedad “depende de cómo envejecemos. Sin duda se relaciona con la edad, pero parece ser una interacción entre los cambios naturales del envejecimiento, con un ambiente genético particular y un estilo de vida no sano.

Una persona que envejece con pobre estimulación cognitiva, mala alimentación y mala salud cardiovascular, tiene muchas más probabilidades de que se produzca Alzheimer, recalcó Arias, quien recomendó mantenerse activos física, mental y socialmente, tener una dieta más saludable y difundir información sobre la naturaleza de esta enfermedad.