Política
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Política formal, política informal y política real
U

no. A minutos de abordar el avión a Los Ángeles, el presidente Alberto Fernández (AF) recibió un papelito doblado, con logo del Senado. Alberto se lo guardó en un bolsillo y, en vuelo, lo abrió. Con letra manuscrita de indiscutible autoría, el papelito decía: Que no se te olvide nada.

Dos. Luego, junto con el canciller Santiago Cafiero (bueno para nada) y Gustavo Béliz (oscuro secretario de Asuntos Estratégicos), AF repasó el discurso de cierre de la novena Cumbre de las Américas, en calidad de presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).

Tres. No se le olvidó nada. Políticamente correcto, AF cumplió con lo encomendado por su homólogo y amigo Andrés Manuel López Obrador: aludir a Cuba, Venezuela y Nicaragua, países excluidos de la Cumbre por la mafia cubana de Miami y el Departamento de Estado, https://www.youtube.com/watch?v=0RyPcci9mu0.

Cuatro. AF manifestó: “(…) quisiera dejar sentado para el futuro, que el hecho de ser país anfitrión de la Cumbre no otorga capacidad de imponer un ‘derecho de admisión’ sobre los países miembros del continente”. Joe Biden esbozó una sonrisa matadora y lo felicitó. Y su esposa Jill quedó encantada con la foto de Francisco, el bebé de dos meses de AF y Fabiola, primera dama de la república.

Cinco. Días antes (domingo 5 de junio), un gigantesco avión de carga Boeing 747-300 M despegaba del aeropuerto internacional de Querétaro con rumbo a Buenos Aires.

Seis. De la primera cumbre panamericana (Washington, 1889-90) a la de Los Ángeles, Washington jamás movió el dedo del renglón: orientar a las Américas para imponer su peculiar noción de freedom & democracy: 20 por ciento de los recursos (ayuda) a periodistas, young leaders, intelectuales fifí, jueces, fiscales y el resto para operaciones militares conjuntas, técnicas de tortura y asistencia a las fuerzas armadas para someter a los latinous.

Siete. En la época del Consenso de Washington (1989), las cumbres afilaron sus contenidos. William Clinton convocó al primero de los nuevos aquelarres, denominándolo Democracia, libre comercio y desarrollo sostenible (Miami, 1994). Y el último se llamó Alianza para la prosperidad económica. El mismo perro con distinto collar.

Ocho. La cuarta cumbre fue menos tediosa (Mar del Plata, 2004). W. Bush esperaba entonces alcanzar el consenso para crear una asociación de libre comercio (ALCA). Que fracasó ( ¡fuck!), cuando en un acto de masas el autócrata Hugo Chávez mandó la iniciativa al lugar donde antiguamente los capitanes enviaban a los marineros castigados: al carajo. En tanto, con mejores modales, Néstor Kirchner (NK) le decía a W. en sus narices: ¡no nos van a patotear! Bush pidió auxilio a su traductor, y no recuerdo si AF (jefe de gabinete de NK), sonrió o puso cara de culo.

Nueve. En 2010, por iniciativa de Lula, Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Raúl Castro y Cristina Fernández de Kirchner (entre otros), se pudo constituir la Celac, sin la presencia de las Américas que los atormenta y chantajea.

Diez. La cumbre de Los Ángeles prometía ser movida y lo fue. Se hallaba el secretario general de la OEA, Luis Almagro, disertando una conferencia sobre derechos humanos y libertad de expresión (sic), cuando el joven estadunidense Walter Smolarek lo interrumpió: ¡No tienes vergüenza! ¡Eres un asesino y una marioneta de Estados Unidos! (https://www.youtube.com/watch?v=HdExPaV7ma0).

Once. Juventud, divino tesoro… El hecho me remitió a una movida reunión de la vieja Unión Panamericana (UP, Buenos Aires, 1936), en la que el joven Liborio Justo arrebató el micrófono a Franklin D. Roosevelt, exclamando. ¡abajo el imperialismo! Adenda: Liborio era primogénito del general Agustín P. Justo, dictador de Argentina (1934-38), y la reunión de la UP fue la primera en transmitirse al mundo por ondas radiofónicas.

Doce. ¡Ah!... lo del avión. Según el portal de primicias Infobae (con puerta giratoria en las embajadas de Estados Unidos), la nave fue desviada al aeropuerto de Córdoba a causa de la densa niebla que cubría Buenos Aires. Dos días después (miércoles 8), aterrizó en Ezeiza, y al siguiente partió a Montevideo para cargar combustible. Pero Uruguay cerró su espacio aéreo y la nave regresó a Ezeiza. Entonces, el diputado de oposición Gerardo Millman (macrista), atendió un llamado de los conocidos-desconocidos de siempre: “Jelouuuu… Gerard?”

Trece. El viernes 10 (un día después del discurso de AF), Millman dio la primicia a Infobae, al tiempo de solicitar explicaciones al gobierno argentino por la presencia de la aeronave, con matrícula de Venezuela y tripulación de iraníes y venezolanos. ¡Bingo! Infobae, Clarín y La Nación insinuaron que el misterioso avión podía conducir, quizá, a echar luces sobre la complicidad de Cristina con el terrorismo venezolano-iraní.