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En Bellas Artes, los cuartetos Latinoamericano y José White rinden tributo a Mario Lavista

Por primera vez, interpretan ocho piezas de cuerdas, con las que el maestro contribuyó de manera importante al género en el mundo, apuntó el violinista Arón Bitrán

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▲ Los conciertos comenzaron ayer y continuarán hoy y mañana en la sala Manuel M. Ponce, a las 18 horas. En la imagen, el Cuarteto José White.Foto cortesía de la Coordinación Nacional de Música y Ópera del Inbal
 
Periódico La Jornada
Sábado 4 de junio de 2022, p. 4

El cuarteto de cuerdas, como género, representó para el compositor Mario Lavista (1943-2021) una forma insuperable de la música. Él gustaba de la definición de Haydn, y la citaba seguido, de que es como una conversación inteligente entre cuatro amigos, señala el violinista Arón Bitrán.

Mario compartía lo que muchos otros autores e intérpretes siempre hemos dicho: que el cuarteto de cuerdas obliga al compositor a ir a lo más profundo de su pensamiento musical, pues es un género relativamente austero en cuanto a colorística; no es como la paleta de una orquesta sinfónica, son cuatro timbres relativamente similares.

Integrante del Cuarteto Latinoamericano –una de las agrupaciones mexicanas con mayor prestigio internacional–, Arón Bitrán hace tales señalamientos con motivo del homenaje que el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) rinde a Mario Lavista, fallecido el 4 de noviembre de 2021.

Éste consiste en un ciclo de tres conciertos del 3 al 5 junio, a las 18 horas, en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, en el que aquella agrupación y el cuarteto José White interpretan, por vez primera en la historia, la integral de cuartetos de cuerdas de aquel reconocido compositor y docente.

Estamos muy emocionados. Para empezar, lo extrañamos mucho, era un amigo muy querido, muy cercano y nos dejó una obra fabulosa. Compuso ocho cuartetos de cuerda, una contribución importante al género en el ámbito latinoamericano y mundial, resalta el violinista.

Esas obras van desde que Mario era muy joven, desde finales de la década de los 60, cuando estaba en París, hasta unos años antes de su muerte. Es un ciclo muy atractivo; la posibilidad de oírlo íntegramente es una ocasión imperdible. Para completar, lo hemos rodeado de tres compositores que siempre le gustaron mucho y son influencia innegable en su música: Mozart, Ravel y Debussy.

Autor de técnica particular

Para el intérprete, la contribución del compositor mexicano a los cuartetos de cuerdas es a escala global, ya que gran parte de sus piezas para esa dotación son tocadas en Europa y Estados Unidos por grupos prestigiosos.

Destaca al segundo, Reflejos de la noche, de 1984, dedicado al Cuarteto Latinoamericano, pues, además de que ha sido grabado por varios grupos y transcrito para orquesta de cámara, marca un hito en el uso de la técnica de los armónicos en la escritura para cuarteto de cuerdas.

Esa técnica tan particular se usaba de manera esporádica como un efecto, un color, pero Mario tuvo la genialidad de escribir un cuarteto de 10 minutos íntegramente con sonidos armónicos, y resultó una obra fascinante que ha sido tocada y grabada en múltiples ocasiones, países e intérpretes, explica.

A partir de allí, sus cuartetos, del tres al ocho, siguen un poco esa vena, no con el uso exclusivo de los armónicos, pero sí con una sonoridad muy peculiar que Mario encontró allí y que siguió empleando en sus obras posteriores.

En entrevista, Arón Bitrán recuerda el vínculo de amistad que el compositor mantuvo desde finales de la década de los 70 con los integrantes del Cuarteto Latinoamericano y las múltiples sesiones de trabajo en las que fueron partícipes de su búsqueda de nuevas sonoridades para los instrumentos. Incluso, esta agrupación estrenó cinco de sus ocho cuartetos, del segundo al sexto.

Mario nos pedía cosas que la técnica violinística o cuerdística en general no considera posibles, pero al final sí se podían hacer, y él las incorporaba a su repertorio, destaca.

Ésa es una aportación muy importante; a partir de ello muchos de sus discípulos y de los compositores de finales del siglo XX y principios del XXI han tomado esta estafeta; por ejemplo, del uso de los armónicos de manera extensiva.

Una de las singulares de este repertorio de Lavista, agrega, está en su posicionamiento poético, derivado de su gusto por la literatura y la poesía, su fuente de inspiración fundamental: Son poesía pura y, como el resto de su obra, antes de deslumbrar, buscan conmover y crear atmósferas mágicas, muy sutiles.