Opinión
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Jazz

Juan Carlos Novelo (1959-2021)

S

us pasiones eran el ritmo y la batería. Tenía un tiempo perfecto, un tempo absoluto, y lo compartía, lo distribuía entre las diferentes formas de engendrar música creativa, con una propensión discreta (aunque evidente) hacia los rituales del jazz. La vida musical de Juan Carlos Novelo era un elegante muestrario de intensidades, arquetipos, colores, aromas. El maestro falleció el pasado 16 de septiembre, después de luchar durante nueve años contra el cáncer.

Juan Carlos Novelo Uribe nació en la Ciudad de México el 4 de abril de 1959. Vecino coyoacanense de toda la vida, a los 16 años se inscribe en la Escuela Libre de Música y estudia dos años de batería con el maestro Nando Estevané (Méndez Trío); continúa sus estudios en la Escuela Nacional de Música y en el Sindicato de Músicos. Tiempo después, Novelo me comentaba que su especialización la logró realmente durante los cuatro años (1979-1983) que tomó clases particulares con Álvaro López.

Aunque el universo del jazz fue ampliamente abordado con el cuarteto de Gerardo Bátiz y los grupos Palmera, Delacroix y Sonora Onosón, Juan Carlos acompañó durante largas temporadas, entre muchos otros, a gente como Eugenia León (1984-1986), Tania Libertad (1986-2000), Armando Manzanero (2000-2013); además de entrar con fuerza al mundo del rock y el blues con Guillermo Briseño, Betsy Pecanins, Kerigma y otros tantos etcéteras.

Su hija Andrea nos cuenta que Luis Miguel lo buscó personalmente dos veces para integrarlo a su banda, pero que Juan Carlos lo rechazó en ambas ocasiones; primero, porque iba a iniciar una gira con Tania Libertad, y después me dijo que no había tiempo, que prefería ser mi padre.

Grabó con todo mundo, pero hablando específicamente de jazz, hay cuatro discos con Gerardo Bátiz: En concierto (1984), Azul con leche (1987), Bugambilia (1988) y Soñé (1992), uno con el grupo Delacroix: (2001), dos con Sonora Onosón: Ya son horas (2004) y Ya con eso (2017) y uno bajo su propio nombre: Ostinato (2013).

Con una agenda de trabajo híper saturada, se podía dar tiempo para apoyar y asistir a las sesiones de La poesía del jazz, lecturas de poesía y conciertos de jazz que se celebraron en la Fundación Sebastián de 2015 a 2020 (y que amenazan con regresar cuando levante la niebla). Por esos años Novelo formó una nueva banda, Blue Kat, con un amplio repertorio de soul, blues y funk.

Andrea Novelo agrega: Delacroix, Guillermo Briseño y la Banda de Guerra y los Blue Kat, eran los proyectos que más amó.

En agosto de 2020, a convocatoria de Alain Derbez y los hermanos Aguilar, se unió al proyecto Jazz sobre ruedas. Alain (sax), Juan Carlos (percusiones) y Manuel Viterbo (guitarra) recorrían las calles de la colonia Portales en una camioneta abierta de la fonda El Convite, ofreciendo buenas dosis jazz a los vecinos que se resguardaban del Covid-19.

En abril de este 2021 pude platicar nuevamente con Juan Carlos, ahora para que nos comentara algo sobre el disco Ostinato, y parte de esta conversación está publicada en el tomo 2 de la Enciclopedia fonográfica del jazz en México. Con la amabilidad de siempre, el maestro nos decía: “Me decidí a hacer el disco por el impulso de todos mis amigos músicos; en gran parte lo debo a ellos, sobre todo a Memo Briseño, que siempre está chingue y jode con que hagamos nuestras cosas. Por otro lado, yo ya tenía esa inquietud… se fue dando el tiempo, el momento, la inspiración, todo, para que esto fluyera. Muchas cosas las grabé en mi estudio, haciéndola de ingeniero, de productor, de músico, de compositor.”

¿Qué tipo de música hay en Ostinato?

Yo diría que en términos generales es jazz fusión. Obedece mucho a todo mi paso acompañando a tanta gente, sobre todo a Tania Libertad, con la que estuve muchos años y aprendí muchos ritmos y música latinoamericana. El disco tiene que ver con mi historia, con los ritmos más sabrosos que he tocado y con improvisaciones de mis amigos.

¿Por qué el título de Ostinato?

Porque cada uno de los temas, de principio a fin, tiene la misma velocidad de metrónomo y yo, como baterista, soy muy clavado con eso. La otra razón es que son sencillos, bonitos según mi entender. Son temas e improvisación, y creo que todo quedó dentro de un mismo tenor. Además, tiene mucho que ver con mi obstinación de ser músico en un país como México.

Nuestra generación se está yendo. Cada vez somos menos, pero seguimos dando lata… y fe de vida. Salud.