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Iberdrola, corrupta y mafiosa // Tarifas escandalosas aquí y allá // Fin al ministerio de las colonias

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▲ El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, es investigado en España, ya que esa firma espió y chantajeó a competidores, líderes sociales y de opinión contrarios a sus intereses, además de crear una inmensa red de complicidades para el trucaje o manipulación de las tarifas de energía con que se abastecen los españoles.Foto Europa Press
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os gobiernos neoliberales la presumieron como inequívoco ejemplo de empresa limpia que sólo está interesada en invertir en México para coadyuvar en la modernización del sistema eléctrico nacional y así ofrecer menores tarifas para beneficio de los hogares del país. Y con ese pretexto la trasnacional española Iberdrola se metió hasta la cocina, siempre beneficiada con todo tipo de abundantes concesiones, contratos leoninos y protegida por los impulsores de la privatización eléctrica, con todo y que la Constitución lo impedía.

Pues bien, esa empresa limpia que reduciría tarifas y que llegó a México sólo a invertir y coadyuvar, es hoy una de las grandes trabas que impide el sano funcionamiento del sistema eléctrico nacional y que sí ha coadyuvado pero para sacar de la jugada al Estado, el cual a estas alturas representa sólo 35 por ciento de la generación eléctrica, porque el resto ha quedado en manos privadas, especialmente la subsidiada Iberdrola.

Dado lo anterior, la información que La Jornada publicó ayer (Armando G. Tejeda, corresponsal en España) no tiene desperdicio: “en la misma semana en la que el precio de la energía eléctrica alcanzó su máximo histórico en España, la red de complicidades, chantajes y espionaje que hay alrededor de este negocio multimillonario se va despejando. Y en la mira hay una empresa, la hegemónica y poderosa Iberdrola (…) una de las trasnacionales españolas que más lucran con el negocio de la electricidad y las energías alternativas o renovables”.

Si Iberdrola es leonina en su país de origen, imaginen lo que no ha hecho aquí –su paraíso gracias a los gobiernos neoliberales–, pues se trata de la misma empresa que llegó a México a reducir tarifas y a modernizar (un eufemismo utilizado por los tecnócratas para evitar el término privatización) el servicio eléctrico nacional, pero que ha procedido en estricto sentido contrario, siempre a costillas del erario y de los consumidores.

La nota de Tejeda dice así: mientras en la mayoría de los hogares españoles se cuida hasta el mínimo detalle para poner a funcionar una lavadora, un horno o un lavavajillas, en el consejo de administración de Iberdrola hay una gran preocupación: el futuro inmediato de su presidente, Ignacio Sánchez Galán, en el terreno judicial, pero, sobre todo, la inquietud de saber hasta dónde llegarán las investigaciones abiertas en las que se presume que la empresa energética no sólo espió y chantajeó a competidores, líderes sociales y de opinión contrarios a sus intereses, sino que también creo una inmensa red de complicidades para liderar lo que hoy es un escándalo sin filtros: el trucaje o manipulación de las tarifas de energía con que se abastece la sociedad; en la factura que llega a los hogares españoles (con tarifas escandalosas) hay desde hace algo más de un año una tendencia firme: el incremento sin tregua y cada vez más acuciado del precio de la luz. Y lo mismo hace en los más de 30 países en donde opera.

He allí la empresa que llegó a coadyuvar y modernizar el sistema eléctrico nacional.

Las rebanadas del pastel

Vil sirviente del Departamento de Estado, a lo largo de sus 73 años de existencia, ¿cuántos golpes, invasiones, dictaduras, bloqueos genocidas, atentados terroristas, violaciones a la soberanía de las naciones latinoamericanas y demás violaciones al derecho internacional ha avalado la bastarda Organización de Estados Americanos, siempre bajo las órdenes de los gringos? Y lo peor del caso es que la mayoría de los países que dicen integrarla sólo agachan la cabeza y doblan las corvas. De ahí la relevancia de la convocatoria del presidente López Obrador a no descartar la sustitución de la OEA por un organismo autónomo, no lacayo de nadie, que sea mediador en conflictos sobre asuntos de derechos humanos y de democracia, pero a petición y aceptación de las partes, en busca de una nueva relación que implique cooperación para el desarrollo y bienestar de todos los pueblos de la región, pero bajo los principios de no intervención, autodeterminación y solución pacífica de los conflictos; es inaceptable la política de los últimos dos siglos seguida por Washington, caracterizada por invasiones para poner o quitar gobernantes al antojo de las superpotencias. Digamos adiós a las imposiciones, las injerencias, las sanciones y los bloqueos. No más ministerio de las colonias ( Ché dixit).