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López Obrador-Harris: señales positivas
E

l presidente Andrés Manuel López Obrador recibió ayer a la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, en un encuentro que fue calificado de trascendental por el anfitrión y de productivo por la invitada.

Según el comunicado emitido por Presidencia, la reunión se tradujo en avances como la puesta en marcha de nuevos mecanismos de cooperación económica de alto nivel, el fortalecimiento y atracción de inversión extranjera a México, la atención a las causas estructurales de migración en la región, la protección de derechos humanos, particularmente de los migrantes, así como el impulso de los derechos laborales en México y Estados Unidos.

Del diálogo que tuvo lugar en Palacio Nacional deben destacarse el compromiso de establecer un grupo operativo especializado en el combate al tráfico y la trata de personas, con el fin de identificar, interrumpir y desmantelar redes de contrabando de personas en México, la formación de una alianza para ayudar a resolver los más de 82 mil casos de personas desaparecidas en nuestro país, lo que podría traer un cierre a decenas de miles de familias y poner fin a la impunidad de delincuentes, así como el incremento en el apoyo económico estadunidense para la implementación de la reforma laboral que busca reforzar los estándares laborales para la protección de los trabajadores, además de promover mejores condiciones laborales y atender los riesgos de trabajo forzado e infantil.

Asimismo, se firmó un memorándum de entendimiento para impulsar el desarrollo económico de manera sustentable en el sur de México y norte de Centroamérica, con el cual se hará frente a las causas estructurales de la migración a partir de una perspectiva humanista compartida.

Además de los acuerdos mismos, el perceptible ambiente de cordialidad es una señal positiva emanada de una reunión en la que, a decir de la parte mexicana, ambos gobiernos reforzaron su visión de una relación basada en el respeto mutuo y la cooperación para enfrentar de manera conjunta los retos binacionales y regionales.

El entendimiento en torno a esta visión resulta medular para el éxito de toda iniciativa compartida, como lo ha enfatizado el Presidente al insistir en el pleno respeto a la soberanía de cada país. Tanto los frutos del diálogo entre López Obrador y Harris como las actividades programadas por la vicepresidenta en México realzan los drásticos cambios experimentados en la relación bilateral en los últimos tres años.

Durante el sexenio de Felipe Calderón, el vínculo estuvo dominado por la ayuda militar, el espionaje y la sumisión en materia de seguridad, y si bien la llegada de Peña Nieto atenuó esa delirante apuesta por la violencia, los últimos dos años de la administración priísta transcurrieron bajo los ataques destemplados de Donald Trump contra los mexicanos y la obsesión del magnate de construir un muro fronterizo, por lo que la relación se tornó en un total desencuentro.

Sin que ello implique la desaparición de los conflictos y diferencias, el actual gobierno mexicano ha logrado un cambio de fondo al hacer valer la soberanía, con lo que se configuró una nueva manera de abordar los desafíos planteados por la vecindad con la superpotencia, y ante todo se impidió que diferendos específicos contaminaran el conjunto de la relación. En conclusión, se trata de un nuevo paradigma en los vínculos bilaterales, del cual cabe esperar que brinde beneficios para ambas partes en la medida que se ciñan al referido marco de respeto mutuo.