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La Iglesia católica alemana en modo cismático
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o todos los caminos a Roma son seguros. La Congregación para la Doctrina de la Fe semanas atrás condenó la bendición de las parejas homosexuales, en clara alusión a la Iglesia alemana; sin embargo, la respuesta germana fue de desacato. El dicasterio romano determinó en un documento publicado en marzo, Responsum ad dubium (Respuesta a una duda), que los clérigos católicos no pueden bendecir las uniones entre personas del mismo sexo porque Dios no puede bendecir el pecado. La reacción de muchos pastores alemanes a esta directriz de Roma fue desestimar la instrucción y armar una pequeña revolución. Por ello las bendiciones y servicios religiosos, concentrados el 9 y el 10 de mayo pasados, son una muestra de rebeldía avalada por los obispos alemanes.

Católicos laicos, mujeres, teólogos y sacerdotes progresistas no tienen recato en orientarse hacia un cisma. Empujar a la Iglesia alemana para romper con el Papa de Roma. El epicentro de esta actitud atrevida es el sínodo alemán, llamado camino sinodal, creado por los 68 obispos alemanes. El sínodo tiene una agenda con temas muy precisos: moral sexual, celibato sacerdotal, papel de la mujer en la Iglesia, homosexualidad y abuso del poder clerical. El objetivo es restablecer la confianza, autoridad moral y plausibilidad con los fieles luego de los escándalos relacionados con el abuso sexual de menores. La sociedad alemana fue impactada por los relatos revelados por investigaciones e informes oficiales. El proceso sinodal dura dos años. Desde el principio se definió como vinculante; la asamblea está constituida por 230 personas entre obispos, arzobispos y un número significativo de laicos en igual número al de clérigos.

En los ocho años de pontificado, el papa Francisco ha recibido ataques y amenazas de cisma por parte de los sectores católicos ultraconservadores. Ahora, de manera súbita, los recibe de sectores progresistas que, desde Alemania, demandan un proceso de revisión y grandes renovaciones en moral sexual. Temas candentes en los que Roma ha bajado la cortina, como el sacerdocio femenino, el celibato y los matrimonios gays.

Una segunda paradoja. El Papa defiende los derechos de los homosexuales en la sociedad secular, pero los discrimina dentro de la Iglesia. ¿Por qué la homosexualidad sigue siendo un tabú para la Iglesia católica? Hay estudios que revelan que en la vida religiosa existe más de 50 por ciento de homosexualidad. Frédéric Martell en su libro Sodoma aventura hasta 80 por ciento en la curia romana. Probablemente Francisco sea el Papa más abierto y sensible a la condición homosexual. Recordemos el vuelo de regreso de Río a Roma, en julio de 2013. Francisco se dirigió a los periodistas en el avión y les preguntó: ¿Quién soy yo para juzgar a los homosexuales? Siete años después, hizo un nuevo pronunciamiento en un documental titulado Francesco. Ahí el Papa dijo: Los homosexuales tienen derecho a vivir en familia. Son hijos de Dios y tienen derecho al reconocimiento del Estado. El Papa abogó por las uniones civiles legales para los homosexuales, pero rechaza el matrimonio homosexual. Y el mismo Francisco que criticó la exclusión por orientación sexual, segrega a los sacerdotes homosexuales que salen del clóset y cierra las puertas de los seminarios.

En la Alemania moderna en su contexto cultural, dichas posturas tradicionales del Vaticano son calificadas de retrógradas. Y más, la intolerancia hacia los homosexuales. La rebeldía de los católicos alemanes, para bendecir las parejas homosexuales, se inició con una campaña en la que se unieron 2 mil 600 firmas de clérigos y miembros de todas las profesiones pastorales contra la prohibición de las bendiciones. Dio pie para las jornadas a escala nacional, bajo el lema El amor gana, los sacerdotes alemanes bendijeron a las parejas homosexuales este domingo y el lunes, en contra de la voluntad del Vaticano. En total, se realizaron más de 100 servicios.

El origen del camino sinodal, como señalamos, nació ante la reacción de repudio popular por la oleada de abusos sexuales contra niños y adolescentes. El sínodo busca una reivindicación social histórica, renovándose a fondo en temas controvertidos en la Iglesia que se ha rezagado frente a los avances culturales de la sociedad. La asamblea sinodal reúne a los líderes de los movimientos católicos, teólogos de universidades y grupos de acción pastoral. En los foros se tratan temas explosivos, como el manejo del poder en la vida de la Iglesia, la actualización de la moral sexual, la ordenación sacerdotal de las mujeres, la apertura a los curas casados.

Algunos analistas evocan el cisma de Lutero y su movimiento reformista de hace 500 años. Sin embargo, el mayor impacto puede darse en otras iglesias europeas que están bajo la presión de una cultura moderna que exige cambios profundos, de lo contrario, la Iglesia será abandonada y puede morir de inanición.

La bendición de las parejas homosexuales sólo puede ser el comienzo. Hay otros temas en la lista, en especial el de las mujeres. Aquí también hay resistencia contra Roma: el próximo 17 de mayo, la Comunidad de Mujeres Católicas en Alemania convoca el Día de los Predicadores a escala nacional. Se supone que 12 mujeres deben hacer lo que en realidad les está prohibido: predicar en misas católicas. Muchos pensamos que los cambios vendrían desde un pontificado renovador. De arriba abajo. Pero se está gestando, contra viento y mareas, mudanzas inéditas desde las iglesias locales.