Opinión
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Ruta sonora

The Avalanches: amor desde la nebulosa

E

n días de surrealistas y ya bastante normalizados lanzamientos espaciales, que además ocurren a mitad de una pandemia, regresa con tercer disco el antes sexteto y ahora sólo dueto australiano The Avalanches, banda cometa que apareció en 2000 con el exquisito Since I left you , álbum de enorme influencia en toda una generación de electro-dream-hip-pop sampleador, que tras lustros de silencio se pensó no volvería jamás. Sin embargo, lo hizo 16 años después con el magnífico Wildflower (2016; reseña Ruta Sonora: https://bit.ly/36mG3fU ).Y cuando no se sabía si la órbita de tal astro sonoro pendularía otros 16 años, el disco We will always love you emergió de forma casi secreta y desapercibida en diciembre de 2020, con todo un talante interestelar encima y 25 pistas.

Robbie Chater y Toni Di Blasi, cerebros creadores de los avalanchas, una vez renovado el prestigio que tuvieron durante los primeros 2000, gracias al citado segundo disco, todo un florido y mágico carnaval de sampleos alegres con toques de electrónica vaporosa y hip hop, para esta última producción se inspiraron en la escritora y productora Ann Druyan (cuyo rostro encapsulado dentro de una vieja pantalla de televisión aparece en la portada), quien fuera esposa del legendario científico espacial Carl Sagan, la cual se ha distinguido por ser la impulsora del llamado Golden Record / Voyager Interstellar Message Project de la NASA, que lanzó música terrestre al espacio (incluyendo Johnny B. Goode de Chuck Berry), así como por haber coescrito la afamada serie Cosmos (1980), así como su secuela de 2014, Cosmos: a spacetime odyssey . Tan sideral historia de amor sirve de eje temático y auditivo en esta nebulosa entrega de The Avalanches.

Menos exuberante y fiestero que el álbum previo, We will always love you está lleno de sonidos más suaves, cósmicos y misteriosos, además de incluir a más invitados (20 en total). Se trata de un convite lo mismo galáctico que onírico, donde las campanitas mágicas, los sintetizadores reverberantes, así como sus acostumbrados y meticulosos sampleos, recurso que se ha vuelto su sello y por lo que se han hecho famosos, inundan las bocinas. La multiplicidad melódica es rica, pero nunca toca el terreno de la estridencia: en todo momento es apacible, relajada, inclusive en los esporádicos pero deliciosos funkies y atinados números bailables. Voces susurradas tras algún aparato emisor, cual si provinieran de algún radar lejano, texturas analógicas cual camas flotantes tras cada tema complementan el viaje.

Por las consolas pasan, a veces cual meteoros, a veces piloteando de lleno los temas, artistas de primer orden como el ex Smiths Johnny Marr, el ex Clash Mick Jones; Rivers Cuomo (Weezer), Leon Bridges, Sananda Maitreya (Terence Trent D’Arby), Perry Farrell, Tricky, Jamie XX, Neneh Cherry, Karen O, Kurt Vile, Pink Siifu, Cornelius, entre otros. Las voces numerosas, los sonidos lúdicos y los recurrentes ritmos synth-poperos recuerdan un poco a Gorillaz, sobre todo por la forma en que se envuelve la entrega.

Dada la emergencia sanitaria mundial, la aparición de este disco no fue acompañada de grandes aspavientos mediáticos. Sin embargo, como una nave espacial oculta a la que pueden sólo acceder los inducidos, We will always… resulta ser un mullido espacio de solaz interior y reflexión amorosa, que mece los sentidos y lleva a una dimensión alterna. Y aunque es un hecho que no tiene la contundencia de sus trabajos previos, trasciende como un disco acogedor, una caricia que alivia en tiempos de dolor, digno de una de las bandas atemporales más enigmáticas y entrañables de las pasadas dos décadas.

Twitter: patipenaloza