Cultura
Ver día anteriorDomingo 6 de diciembre de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Empleo el lenguaje para liberarme, compartió Joumana Haddad en la 34 FIL
Foto
▲ De origen libanés, Haddad compartió su concepción de la voz femenina en su obra poética.Foto tomada de Internet
Reportera y corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 6 de diciembre de 2020, p. 3

La musicalidad del árabe y del español se entrecruzaron en una sesión con la poeta libanesa Joumana Haddad (Beirut, 1970), quien participó en la 34 Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

El lenguaje, la escritura, son métodos efectivos para liberarnos, afirmó ante la pantalla. Utilizo este medio para liberarme de las jaulas donde la vida siempre nos pone y que no son tan obvias. La escritura me da claridad para pensar, ver por mí misma y hacer preguntas.

Se definió a sí misma. Creció en una ciudad en medio de una feroz guerra civil y una sociedad muy conservadora. Lo que me ayudó muchísimo en mi mundo, lo que me ha salvado la vida, y no es una exageración, son mis lecturas desde muy pequeña. Y en una vida cotidiana de violencia y miedo, la literatura ha nutrido y permitido vidas que estaban prohibidas.

También tuve la fuerza de liberarme con la acción, sin dejarme intimidar por quienes no les gusta lo que represento, lo que quiero defender, decir o pensar.

La voz femenina, desde la belleza y fuerza de la poesía, fue protagonista en la selección de versos leídos a dos voces. Lilith, personaje mitológico a quien dedicó un poemario, inauguró la lectura de poemas. En algunas narraciones se habla de ella, quien fue hecha de la tierra como Adán y no de su costilla. Cuando ella se enteró de que el primer hombre quería un accesorio y no una compañera, se hartó de obedecer y lo abandonó en el paraíso. Si pensamos en todas las figuras femeninas de la historia, reales o imaginarias, las que no tienen miedo a la confrontación, todas son hijas de Lilith.

Con un retrato de la pintora Frida Kahlo al fondo, y con la mirada de unos nazares que pendían desde sus lóbulos, la invitada libanesa leyó seis poemas en español y árabe. Soy una mujer. Ellos piensan que poseen mi libertad y yo dejo que lo crean, fueron algunas de las líneas que leyó durante la primera parte del encuentro con los lectores de la FIL. En la segunda, conversó con la autora y editora Rose Mary Salum.

Joumana también es catedrática universitaria, periodista y activista. Desde todas esas trincheras ha llamado al respeto de los derechos, principalmente desde una visión de género: Es una lucha cotidiana y constante, expresó. Es mi derecho humano creer que mi dignidad de mujer no puede ser materia de negociación.

También para hacer llegar la voz de cada persona tratada con injusticia en esta parte del mundo, en defensa de la comunidad LGBT o la laicidad. En sus palabras, para aportar a una suma de luces diferentes que quizá nos podrían llevar al final del túnel en el que estamos desde hace muchos años.

En el punto de vida del medio centenar de años, es la autora de 15 libros en géneros diversos. El más reciente es la novela La hija de la costurera, donde cuenta la historia de su abuela materna, quien sufrió mucho con el genocidio armenio.

Hasta el Salón de la Poesía que abrió de manera virtual la FIL de Guadalajara, llegó Joumana Haddad con la confesión de una mujer árabe furiosa, como dice el subtítulo de su libro Yo maté a Sherezade, publicado en español por Vaso Roto.

La idea de su país como cosmopolita sólo corresponde a una parte, quizás en la capital, Beirut. La vida no es así, el concepto de Líbano como modelo de apertura y modernidad no es muy exacto. Por ejemplo, en Túnez las mujeres tienen más derechos.

Una de sus banderas es el poder de la transparencia: Es una tragedia universal; desgraciadamente, en casi todo el mundo las personas dan demasiado peso a la mirada del otro y a su juicio sobre nosotros. Así, muchos viven tratando de satisfacer esta mirada, sin hacer nada para cumplir sus propias ambiciones y sueños.

La palabra en árabe que lleva tatuada en su brazo sería el título que daría a su vida: libertad, como un viaje continuo con errores, triunfos, decepciones, felicidad y descubrimientos constantes.