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Pandemia: cifras imparables // América Latina paga caro

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esde que se inició la pandemia por el Covid-19, el salvaje de la Casa Blanca calificó al virus como una simple gripita y desde aquel momento prometió que dentro de poco Estados Unidos, en el peor de los casos, reportaría una o dos personas contagiadas. Eso fue en febrero del presente año, pero en su país, al cierre de octubre pasado, el número de contagios rebasó los 9 millones, con más de 230 mil defunciones.

Otros mandatarios (por ejemplo, Jair Bolsonaro y Boris Johnson, quienes se contagiaron del bicho) se subieron a la enloquecida hipótesis de Donald Trump y, en consecuencia, privilegiaron la economía y no hicieron absolutamente nada para intentar contener el avance de la pandemia. A estas alturas, Brasil reporta más de 5.5 millones de contagios y alrededor de 160 mil muertes, mientras el primer ministro británico tiene que reconocer que la simple gripita infectó a más de un millón de sus ciudadanos y provocó la muerte de 47 mil.

Al cierre de octubre pasado, en el planeta se registraron más de 46 millones de contagios y cerca de un millón 200 mil decesos, sin dejar a un lado el rebrote que se observa en el propio Reino Unido, Francia y España, cuando menos, y todo indica que el desastroso manejo de la pandemia le saldrá carísimo a Donald Trump, quien cada día que transcurre ve alejarse la posibilidad de lograr la relección, algo que, dicho sea de paso, sería una espléndida noticia para el planeta.

En vía de mientras, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advierte que algunas áreas de la región se han convertido en zonas críticas de la pandemia de Covid-19. Al cierre de octubre, regionalmente se habían registrado alrededor de 11 millones de casos (cerca de 23 por ciento del total mundial) y más de 400 mil muertes (una tercera parte de las globales). Una gran cantidad de países está lejos de alcanzar un aplanamiento sostenido y significativo de la curva de contagio.

Algunos de los factores que han hecho a la región particularmente vulnerable son el elevado nivel de informalidad laboral, la baja productividad, la urbanización precaria, el alto grado de pobreza y desigualdad, y la gran disparidad de género, así como el hecho de que sus sistemas de salud y protección social son frágiles y fragmentados.

La Cepal explica que para América Latina y el Caribe el impacto económico es y será severo, y ejemplifica que en la década posterior a la crisis financiera mundial (2010-2019), la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) regional disminuyó de 6 a 0.2 por ciento. Más aún, el periodo 2014-2019 fue el de menor crecimiento (0.4 por ciento) desde la década de 1950. La crisis que la región atraviesa en 2020, año en que el PIB caerá 9.1 por ciento, de acuerdo con nuestras previsiones a octubre del presente año, será la peor de toda su historia.

Para encontrar otra contracción de una magnitud comparable, hace falta retroceder hasta la Gran Depresión, cuando el PIB cayó 5 por ciento, o hasta 1914, cuando descendió 4.9 por ciento. Así, la crisis sanitaria ha desatado una crisis económica y social inédita en la región que, de no ser contenida, puede transformarse en una crisis alimentaria y humanitaria.

La caída de la actividad económica es de tal magnitud, apunta la Cepal, que llevará, al cierre de 2020, a que el PIB per cápita de América Latina y el Caribe sea similar al registrado en 2010. La pandemia también ha puesto de relieve algunas vulnerabilidades prexistentes, como las de pequeños Estados insulares en desarrollo, muy endeudados y vulnerables, con economías frágiles, dependientes del turismo y con acceso limitado al financiamiento. Más aún, en el Caribe la pandemia llegó en un momento en que sus países recién apenas se recuperaban de la crisis financiera mundial de 2007.

Y esto aún no termina.

Las rebanadas del pastel

A los autodenominados gobernadores aliancistas les ha dado por contar chistes. El de ayer: sin politiquerías ni confrontación avanzaremos en el diálogo hacia una nación más justa. ¡Malísimo!