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No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague
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a máxima que titula este artículo se cumplirá el martes, cuando se celebren las elecciones en Estados Unidos. La moneda está en el aire, y son numerosas las incógnitas. Los peligros que acechan los comicios en los que se definirá quién gobernará los siguientes cuatro años esa nación son muchos y las variables múltiples. Si las encuestas no vuelven a equivocarse, cómo hace cuatro años, todo indica que Joseph Biden superará a Donald Trump en el voto popular y también el Colegio Electoral. Sin embargo, serán las argucias de Trump y la enorme Corte de los milagros que lo apoya, incluida su Suprema Corte, las que a final de cuentas pudieran decidir quién pernoctará en la Casa Blanca el próximo 20 de enero. Argucias y trampas que seguramente se repetirán durante y posteriormente al día de la elección, y muy probablemente pudieran concluir en lo que se presagia como el robo del siglo, en una elección que pudiera cambiar el futuro de la nación, todavía, más poderosa del orbe.

La mayoría de los medios de comunicación, nacionales y locales, han dado cuenta de las sistemáticas violaciones que en algunos estados se han efectuado con el fin decoartar la participación de los electores o de escamotear sus votos, tales como la restricción de los buzones para depositar los votos, como el paradigmático caso de Texas donde el gobernador republicano dispuso que se habilitase solamente un buzón para cada condado (municipio), a pesar que uno de ellos alberga a más de 4 millones de electores. En otros estados se ha reducido el número de casillas, obligando a quienes acudieron a votar por adelantado a esperar hasta 10 horas bajo la lluvia y la nieve. En otros estados, grupos de supremacistas blancos han permanecido armados afuera de los sitios de votación.

Hasta este domingo, más de 90 millones de sufragantes habían votado por adelantado, muchos de ellos por correo. Pero, consciente de que la mayoría de estos últimos votan por Biden y los candidatos demócratas, Trump dispuso un cambio en las condiciones de trabajo a fin de reducir la eficacia para recibir y sortear la correspondencia. Cuando al fin se reciban los votos, el procedimiento para contarlos será diferente, dependiendo de las disposiciones de cada Congreso estatal. En algunos, se empezarán a contar tan pronto se reciban, mientras en otros será hasta la noche de la elección. Para quienes sufragan por correo hay disposiciones en algunos estados en los que el votante deberá incluir dos documentos firmados en presencia de dos testigos. La firma se verificará contra la que aparece en el registro, y las boletas en las que exista duda pasarán a segunda revisión o se descartarán

Este procedimiento puede durar días y semanas, en algunos casos. Probablemente darán lugar a litigios que pudieran llegar a la Suprema Corte. Uno de los magistrados nominado por Trump ya adelantó la posibilidad de que se repita el caso de Florida de hace 20 años, cuando la Corte dio el triunfo a Bush sobre Gore. En esta ocasión Biden ganaría en las urnas y Trump le arrebata la elección en la cortes.

Se estima que en los cuatro estados del corredor industrial: Wisconsin, Pensilvania, Michigan y Ohio, que pudieran definir al ganador en el Colegio Electoral, Biden aventaja a Trump por 7 o 10 puntos, pero quien recuerde lo sucedido en 2016 tiene razón en ser escéptico. La espera será larga y no se descarta la posibilidad de un gran conflicto: que Trump se declare ganador antes de concluirse el conteo final y que, habiendo ganado Biden, Trump se niegue a salir de la Casa Blanca, aduciendo que hubo un gran fraude.

No pocos pierden el sueño ante la posibilidad del desastre que presagia esos escenarios. Lo que ayuda un poco a recobrar el sueño es que más de una encuesta apunta a que Biden obtendrá 279 votos electorales por 259 de Trump.