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Nosotros ya no somos los mismos

Sin Covid en las celdillas cerebrales // El verdadero elector en Estados Unidos // Un épico y audaz movimiento secesionista

M

e preguntan: “¿acaso no registras que el Severe Acute Respiratory Syndrome Corona Virus-2 ya te invadió? Y lo que es peor: no las vías respiratorias, sino las celdillas cerebrales. Hace semanas que la columneta no tiene otro tema que la pandemia: sus tragedias cotidianas y el futuro apocalíptico que ya conjugas en presente.

Para ti, las elecciones que en unas horas se llevarán a cabo o, más correctamente expresado, se están realizando en Estados Unidos, y cuyos resultados repercutirán inevitablemente en la vida de todos los mexicanos, ¿no te merecen un comentario, un pronóstico, una apuestita o tal vez una sentida jaculatoria? ¿Por qué has ignorado igualmente la heroica y valerosa actitud que han asumido los 10 patriotas gobernadores quienes, a riesgo de su libertad o, ¡Dios no lo quiera!, hasta de su integridad física, decidieron enfrentar al déspota gobierno centralista e izaron las banderas del federalismo y la soberanía de sus patrias chicas (o grandes, ahí tienen a Chihuahua y Guanajuato)? ¿Por qué no reconocer la entereza y reciedumbre de esos varones (y también barones) que se irguieron frente al autoritarismo tepiteño? Se necesitan en verdad arrestos (perdón, perdón la palabrita se presta a confusiones digamos mejor: agallas, arrojo). Reconozco el valor que implica este gesto pues sé que hay gobernadores que le tienen más temor al SAT, a la Auditoría Superior de la Federación o la Unidad de Inteligencia Financiera, y no se diga a la Fiscalía General de la República que a un batallón de la Guardia Nacional.

Pero no voy a entrar en vanas discusiones, mejor atiendo esta justa demanda, aunque sea con algunos escuetos, pero verificables datos. Lo haré próximamente si este audaz movimiento secesionista se mantiene en pie de lucha.

En lo que se refiere a la reñida elección de mañana martes, debo confesar que a mí me resulta una gran farsa electoral, que exhibe la realidad de la democracia modelo y que es tan verdadera como los mundos de Disneyworld y Disneyland. Juzgue usted: En la última elección presidencial, en números más que redondos votaron 130 millones de ciudadanos: 62 millones 984 mil 828 lo hicieron por Trump y 65 millones 853 mil 614 por Hillary. Es decir que ésta ganó como por 3 millones al maleante anaranjado. Esta diferencia significó aproximadamente 2 puntos porcentuales: 46.15 (Trump) y 48.17 por ciento (Clinton).

Pero lástima de las millonadas de dólares y el desperdicio del esfuerzo humano que se necesitaron para mover, conmover, convencer a 130 millones de personas a fin de que salieran de sus hogares, cancelaran la diversión y el descanso, y fueran a cumplir con un deber ciudadano, a ratificar y fortalecer el sistema de gobierno democrático, orgullo y ejemplo para todas las naciones.

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▲ Los electores en Estados Unidos llevan varias semanas votando por correo para elegir presidente.Foto Ap

Resulta que el sistema electoral estadunidense no puede permitir que los outsiders, las minorías étnicas, los miserables, los siempre extranjeros, los migrantes, ocupen el lugar que sólo corresponde a los WASP: blancos, anglosajones, protestantes. Para eso existe un colegio electoral de 538 miembros, integrado por 100 senadores, 435 diputados y tres delegados de Washington DC. Éste es el verdadero elector, el verdadero poder, no los millones que gritan, hacen desfiguros y creen que eligen. La mitad de esos 538 grandes electores es 269, por eso el candidato que tenga 270 votos, o más, es lo que llamaríamos el ganón, no el ganador de los votos populares. Vale la pena comentar, que ya para el sábado se habían emitido 87 millones de votos anticipados y a distancia. Nada dice que allí no se encuentre ya el triunfador de la contienda si, éste, además de la voluntad de la mayoría popular, tuvo los recursos, las relaciones, los acuerdos, negociaciones, las transacciones para juntar las 270 canicas que deciden mucho más que los millones de ilusos que confían en la democracia made in USA.

Esperemos el resultado y, si vale la pena, terminemos otro día esta conversa que, una vez más, se queda a medias.

Finalmente, pensemos: ¡qué oportunidad tiene el Supremo hacedor de recuperar imagen y ganarse gratitudes con un solo milagrito! ¿Cuántas lenguas se hablarán en el territorio estadunidense? Seguramente que la totalidad de las que existen en el planeta. Todos estos millones de creyentes en la existencia de un ser superior al que aman, temen, veneran, sean cuales fueren las advocaciones como lo imaginen o representen, si rogando, implorando en sus disímbolas lenguas coinciden en la misma súplica, a la más esquiva de esas múltiples divinidades, le resultará tan atractivo y económico conceder el milagrito como un exitoso black friday : Que ya se vaya la pérfida naranja mecánica. La humanidad entera bendecirá su poder y su misericordia infinita. ¡Oremus ad invicem!

Twitter: @ortiz tejeda