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El ucranio Bohachuck vino a probarse ante el público mexicano: Manny Robles
 
Periódico La Jornada
Martes 29 de septiembre de 2020, p. a12

Un ucranio en Mérida en tiempos de pandemia es más que una simple curiosidad. Serhii Bohachuk, de 25 años, viajó desde Los Ángeles para probar al público mexicano en su tierra, con la certeza de que cuando reconocen a un peleador genuino lo arropan como uno de los suyos.

En Ucrania, como en México, el boxeo es un deporte que les ha proporcionado numerosas satisfacciones y algunos de sus ídolos más sólidos. Vitali Klitschko, campeón mundial que gobernó en los pesos pesados en el orbe, fue también candidato presidencial en su país y alcalde de Kiev, la capital. Y actualmente Vasyl Lomachenko y Oleksandr Usyk son las estrellas del boxeo en Estados Unidos y figuras admiradas en su tierra natal.

Yo seguía el boxeo ucranio cuando era entrenador de la selección de Estados Unidos, recuerda Manny Robles; en los mundiales amateur de 2011 y 2013 arrasaron en el medallero. Eso refleja el trabajo que se hace allá y sus resultados internacionales. No es gratuito que hoy en el pugilismo profesional haya varios ucranios destacados.

Bohachuk llegó al gimnasio de Robles en Los Ángeles. Ahí conoció el respeto que siente el joven por el boxeo y el público mexicanos, los cuales conoce muy bien por la población migrante en California.

Vi cualidades que lo acercaban al estilo mexicano, cuenta Robles; el boxeo ucranio tiene un perfil agresivo, que no retrocede, muy parecido al mexicano. No quise imponerle un estilo, sino ayudarlo a dar lo mejor de acuerdo con sus propias cualidades.

El viernes 25 de septiembre Bohachuk enfrentó al mexicano Alejandro Pájaro Dávila en Mérida. El joven europeo fue demoledor; en la esquina del rival local decidieron que el castigo era innecesario y le impidieron salir para el séptimo episodio. El ucranio mantuvo su paso invicto de 18 combates ganados, todos por nocaut.

El ejemplo de Lomachenko es muy fuerte: cedió parte de sus ganancias para pagar a su rival con tal de pelear. Con ese espíritu, Bohachuk aceptó ir a Mérida; sacrificó ganancias, porque quería probarse ante un público exigente y que respeta, comenta Robles.