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Cuentan con 75 sedes; 140, la meta

Raquel Sosa: Universidades para el Bienestar abren nuevo horizonte

En los planteles que se crean se reconoce la autoridad de las comunidades, asegura

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▲ Raquel Sosa, coordinadora de las Universidades del Bienestar Benito Juárez García.Foto Presidencia
 
Periódico La Jornada
Sábado 19 de septiembre de 2020, p. 10

Las Universidades para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJ) no ofrecen educación para los pobres ni son un proyecto educativo que se haga por lástima, sostuvo ayer su coordinadora Raquel Sosa.

En conferencia de prensa en Palacio Nacional, sostuvo que con la puesta en marcha de estas universidades se ha reconocido a las comunidades donde se instalan sus sedes, la autoridad que deben tener, porque son quienes saben y han permitido la supervivencia de la sociedad en su conjunto.

Añadió que las Universidades para el Bienestar son una experiencia educativa muy distinta del resto de instituciones de educación superior en México, de las que dijo que no han tenido la capacidad de abrir su horizonte y entender que el país es una cosa muy distinta de lo que se construye en las altas torres de investigación con los científicos de excelencia, que sin duda son necesarios; pareciera que tienen una desconexión con la realidad del país, afirmó.

Acompañada por el subsecretario de Educación Superior, Luciano Concheiro, la funcionaria señaló que con las Universidades para el Bienestar, uno de los proyectos prioritarios del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, nos planteamos una experiencia educativa mirando donde otros se han negado a mirar en toda la historia, reconociendo la autoridad de quienes han sido despojados, vulnerados, violentados, olvidados, aislados, alejados.

Sosa explicó que este proyecto de educación gratuita, que cuenta con 75 sedes instaladas en poblados de menos de 45 mil personas en áreas rurales y semirrurales y tiene planes de llegar a por lo menos 140 planteles en los que no hay exámenes de admisión, no se trata de lástima o caridad.

Consideró que la parte más difícil que ha enfrentado el proyecto es la transformación de los docentes, que fueron formados en un sistema educativo que fomenta el trabajo individual y la competencia. Venimos todos de un sistema, por decir lo menos, obtuso. Entonces, desaprender para aprender, para dejar atrás el autoritarismo caciquil que es propio de la academia, sobre todo de la academia de altos vuelos científicos, es difícil.

Añadió que si en los próximos años se mantiene el presupuesto con el que ha contado hasta ahora el programa, existe la capacidad para instalar hasta 200 universidades al final del sexenio.