Mientras las estratosféricas sumas de dólares que se acostumbran en el boxeo hoy son imposibles, algunas figuras se preocupan por la urgencia de regresar a la actividad. Eso supone aceptar funciones que no son tan lucrativas como se acostumbra, pero necesarias para no quedar en paro todo 2020. Con esa disposición, el entrenador de varios campeones del mundo Alfredo Caballero trabaja de forma intensa con sus monarcas a la espera de concretar compromisos que en otro momento serían una apuesta económica formidable.

Todos tenemos esperanza de que mejore el negocio del boxeo, pero hasta 2021, admite el entrenador de Miguel Berchelt (campeón superpluma) y Francisco Estrada (supermosca); han mermado mucho las bolsas que se pagan, pero también es necesario subirse al ring para no quedarse sin actividad en este año.

Después de que los planes de su equipo se interrumpieron con la pandemia –aunque Berchelt peleó a puerta cerrada, pero fue una función de perfil más bajo–, han retomado el trabajo colectivo en las alturas del estado de México. Las ofertas avanzan, pero los escenarios no son los mejores.

La esperada pelea de Berchelt ante Óscar Valdez reclama otro momento. En condiciones normales sería una contienda exitosa comercialmente y una poderosa vitrina para mejores proyectos.

Grandes peleas sin público

Va a ser una pena que se realice en estas condiciones, sin público, lamenta Caballero; porque sería una de las peleas que quedarían en la memoria de los grandes enfrentamientos entre mexicanos. Pero ningún boxeador puede rehusarse en este momento y pues vamos a tener que quemar esa bala aun así.

Caballero pone de ejemplo el dilema de Saúl Canelo Álvarez, quien está próximo a cumplir un año sin pelear. Según se publica este fin de semana, hay preocupación en su entorno, pues no existen condiciones para cobrar las cifras fabulosas que acostumbra, pero al mismo tiempo no puede seguir inactivo.

Ningún peleador en el mejor momento de su carrera puede darse el lujo de permanecer tanto tiempo inactivo, plantea Caballero; es difícil en ese nivel, porque en este momento no puede cobrar los 35 millones de dólares que acostumbra y hay presiones por sus contratos. Nosotros, como nunca hemos cobrado tanto, hasta perdiendo ganamos.