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Velasco Coello, la clave // David León: el Verde //Otra vez, el dinero // Requisito corruptor

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▲ FUGA EN DUCTO DE PEMEX EN POLANCO. Ayer se registró una fuga de gasolina en un ducto de Pemex en la colonia Polanco, entre las calles Campos Elíseos y Henrik Ibsen, en la alcaldía Miguel Hidalgo. La tubería tenía una fisura de 12 pulgadas que ya fue arreglada.Foto Víctor Camacho
E

l agente corruptor del sistema partidista y electoral de México (como de muchos países) es el dinero. En 1977, con la reforma electoral impulsada por Jesús Reyes Heroles, secretario de Gobernación del entonces presidente José López Portillo, se abrió la puerta de los recursos económicos para que los opositores que entraran al juego institucional, con lo cual se les concentró en la pelea por el reparto de rebanadas del pastel presupuestal y de los cargos de representación proporcional, a la par que se consolidaba la premisa del dinero, conseguido como fuera, utilizado con el mayor exceso posible, para poder aspirar al triunfo electoral.

Esa lógica perversa ha mantenido en tensión permanente la relación de principios éticos, políticos e ideológicos con las necesidades prácticas de avance en la consecución de espacios de poder político. Aferrarse a la recta recaudación de fondos y a su pulcro gasto significaría, para los opositores al poder, en la corrupta realidad mexicana, una especie de autocondena a la derrota permanente.

El movimiento obradorista, en el Partido de la Revolución Democrática o, ahora, en Morena, ha debido navegar entre las aguas de las convicciones doctrinarias y el crudo pragmatismo. Aun siendo amplio y sostenido el apoyo de una importante porción de la ciudadanía a la causa encabezada por el político tabasqueño, éste hubo de negociar y convivir políticamente, por ejemplo, con deplorables grupos dominantes en el PRD a fin de contar con plataformas institucionales de registro y con fondos legítimos para campañas electorales.

En 2018, López Obrador arribó a la que probablemente sería su última oportunidad viable de alcanzar la presidencia de México, a la vez que el país parecía llegar a niveles insoportables de corrupción, impunidad, injusticia, violencia y fraudes electorales. En ese contexto, AMLO abrió como nunca las puertas al pragmatismo, las alianzas y las cesiones, al grado de permitir y alentar la subida al proyecto 2018 de personajes variopintos que significaran suma de recursos económicos, políticos, mediáticos y electorales.

David León Romero no parecería encaminado de manera natural a apoyar a Morena o a AMLO, y mucho menos a dedicarse a la generosa tarea de recaudar fondos para un movimiento que efectivamente ha contado con gran solidaridad física y económica de sus seguidores.

Su historia política ha estado ligada al deplorable ente de las cuatro mentiras, que no es partido ni verde ni ecologista ni defiende a México, el PVEM. Fue coordinador de comunicación social y de asesores en distintas bancadas del Verde en las cámaras legislativas federales. Ocupó una dirección en la Secretaría del Medio Ambiente y Desarrollo Territorial de Jalisco, a cargo de Magdalena Ruiz Mejía, durante el gobierno del priísta Aristóteles Sandoval, quien llegó al poder por la vía del PRI y el Verde. Luego se sumó, como consultor independiente, a la oficina del gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, donde manejaba asuntos de medios de comunicación y encargos políticos especiales.

Debido a los buenos lazos que tejió con algunos personajes de Morena, recibió la invitación, por vía de César Yáñez, para incorporarse a tareas de logística en el equipo del presidente electo AMLO y, posteriormente, a la coordinación de protección civil y a la dirección de una empresa estatal de distribución de documentos, a la que ha declinado antes de tomar posesión. También es diputado federal suplente por el distrito seis de Tabasco (zona surponiente de Villahermosa y tres municipios de la zona de la sierra sur del estado), que ganó por mayoría de votos el historiador Ricardo de la Peña Marshall, a nombre del Partido Encuentro Social.

La clave de todo este entramado, que es una reacción a la difusión del video y denuncia de hechos de Emilio Lozoya, está en el ámbito del superprotegido ex gobernador Manuel Velasco Coello. ¿Delación ajena a este entorno Verde o doble juego del citado ex gobernador, antes peñista y garante de acuerdos, ahora llevado por las circunstancias a propiciar videoamenazas en busca de armisticios? ¡Hasta mañana!

Twitter: @julioastillero

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