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A casi 45 años de su aparición, Planeta redita la saga del investigador Héctor Belascoarán Shayne

El autor, Paco Ignacio Taibo II, anuncia que se proyecta la producción de una serie para transmitir en streaming

 
Periódico La Jornada
Jueves 23 de julio de 2020, p. 5

El detective Héctor Belascoarán Shayne regresa a las andadas casi 45 años después de su primera aparición, en 1976, y a 27 de la más reciente, en 1993. Editorial Planeta acaba de reditar la colección de novelas protagonizada por ese personaje, uno de los más emblemáticos y conocidos de la narrativa policiaca mexicana.

A la fecha se encuentran disponibles en librerías y en formato electrónico seis de los nueve títulos que conforman esa saga (entre ellos Días de combate, Cosa fácil, Algunas nubes y No habrá final feliz), y se anuncia que en el transcurso de las siguientes semanas aparecerán los tres restantes.

El escritor Paco Ignacio Taibo II, su autor, confirma que existe el proyecto de producir una serie para una plataforma en streaming, aunque aclara que es un tema del que aún no puede hablar.

Según el también activista y director del Fondo de Cultura Económica (FCE), Belascoarán nunca se ha ido de las librerías, no obstante el paso de los años. Incluso destaca que algunas de las nueve novelas llevan más de 25 ediciones.

Los libros siguen funcionando

Considera que ese personaje continúa siendo atractivo para la vieja guardia de lectores y las nuevas generaciones: De alguna forma los libros siguen funcionando. No son novelas que envejecen y al separarse de lo coyuntural dejan de tener fuerza, quizá porque la saga tocaba en su día de una manera bastante radical y confrontada los temas que siguen siendo de nuestro tiempo.

Son historias que tienen que ver con la frontera y su locura, desde un chino que se brinca la barda nueve veces en Mexicali hasta los campos de siembra de mariguana con prostitutas llevadas desde Zacatecas; la violencia contra las mujeres; una relación amorosa entre dos profesionales de la lucha libre que son gays; el problema de los maestros de Oaxaca y cómo el gobierno los involucra en una situación criminal falsa; los halcones y el crimen de Estado, y cómo un ex presidente se roba el penacho de Moctezuma.

Los temas que tocaron las nueve novelas están íntimamente conectados con la actualidad del país. Me da gusto que Belascoarán regrese a la búsqueda de una nueva generación de lectores, señala en entrevista Taibo II, quien rememora que ese singular personaje, hijo de un marinero vasco y una cantante irlandesa, se hizo investigador privado en un curso por correspondencia, tras abandonar la ingeniería.

–¿No le parece triste o preocupante que las problemáticas abordadas en las novelas sigan vigentes casi 45 años después?

–Si las historias resisten el paso del tiempo, según los lectores, no me inquieta que el país siga teniendo los mismos demonios o parecidos. Estas novelas han sido una crónica de un México donde el crimen era de Estado; un crimen de arriba hacia abajo, no el cuate que te robaba la bolsa del supermercado con un desarmador: era el sistema, y eso se dice en los libros, y sigue teniendo una vigencia extraña, pero real, espero.

La jubilación

–¿Ya jubiló a Héctor Belascoarán?

–He intentado escribir una novela más de él y no me sale. Me preguntaba por qué no quiere dejarse escribir y me di cuenta de que básicamente es porque no lo veía, no sabía qué edad tenía, no sabía dónde colocarlo si había permanecido anclado en una losa de 40 años y cómo reaccionaría. Lo tengo perdido en una extraña nebulosa. Quizá ahora, con la revivida de esta colección de novelas, haya chance de releerlas, pensarlas y crear una secuela.

Un hecho es que aún no lo doy por retirado. De lo poco que sé de él es que nació el 11 de enero, el mismo día que yo, y le puse esa fecha para que no se me olvidara, además de que comparte conmigo gustos muy raros, como libros, la fascinación por la sección de carnes frías de los supermercados, pasar media hora frente al escaparate de una agencia de viajes viendo ofertas y fumar como chacuaco.

–¿Lo concibió o lo ha usado en algún momento como su alter ego?

–Nunca. Desde el principio guardé distancia de él, para poder contarlo. Una novela policiaca es varias cosas: es una anécdota con mucho gancho, enigma, tensión, pero también una reflexión sobre la sociedad en la que se está produciendo.