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Cerillos adultos mayores, de los más afectados por las medidas restrictivas
 
Periódico La Jornada
Miércoles 8 de abril de 2020, p. 35

Sin más ingreso que su pensión, los adultos mayores que laboran como empacadores voluntarios en tiendas de autoservicio están entre los sectores más afectados económicamente por la pandemia de Covid-19 (caracterizada por neumonía), quienes desde hace tres semanas dejaron de realizar esa actividad como medida de prevención.

Sin un programa de apoyo del gobierno de la ciudad, las empresas han llamado a sus clientes a hacer donaciones a los empacadores, con el compromiso de duplicar lo que se recaude, aunque empleados de estos establecimientos señalaron que no han tenido mayor impacto para los entre 25 y 30 adultos mayores que por tienda realizaban esta tarea.

En Soriana, por ejemplo, se colocaron en el área de cajas alcancías de cartón para que los consumidores depositen una propina para los adultos mayores; pero, señaló un empleado de la sucursal La Villa, son pocos los (clientes) que dejan algo, como ya no los ven.

En Chedraui el cliente puede hacer donaciones para esos trabajadores voluntarios al pagar su cuenta, pero, por ejemplo, en la sucursal ubicada en Ferrocarril Hidalgo y Henry Ford no hay ningún cartel que informe a los consumidores sobre esa campaña, además de que no todos los cajeros informan de esa posibilidad. Cada quincena se les deposita lo que logran juntar y la empresa les duplica el monto, según le explicaron a la señora Alma Cortés, cliente del establecimiento.

Empacadores voluntarios señalaron que recibieron una despensa con básicos para dos personas y les darán otra más, además del “compromiso de regresar a trabajar cuando se levante la emergencia.

Don José Luis tiene 70 años, y los 6 mil pesos que recibe de pensión son insuficientes, aun cuando nada más estamos mi esposa y mi nieto, porque él estudia y necesita libros, ropa y dinero para transportarse, y nosotros para medicinas.

Para la señora Teresa la situación no es mejor, porque “lo que ganábamos mi esposo y yo de propinas era bastantito. En un día de quincena nos llevábamos más de 300 pesos, haciendo un turno de cuatro horas y media, lo cual nadie te regala.