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Negocios y empresas

La aviación y el coronavirus

N

unca en la historia de la aviación se había vivido una crisis tan profunda como la actual. La razón es que la pandemia del coronavirus es global y, por tanto, afecta los traslados entre países y diversos destinos de cada nación. En estos momentos muchas aerolíneas ya cancelaron sus vuelos internacionales, redujeron los locales y dejaron en tierra cientos de aviones.

La globalización, con la movilidad de personas alrededor del mundo, vive un momento de gran incertidumbre, en el que pocos pasajeros viajan, tanto por precaución como por restricciones que imponen las autoridades para frenar la pandemia. Todos los viajeros se encuentran en espera de que se resuelva la crisis de salud para reiniciar sus recorridos y esta contingencia durará varios meses.

Pero lo peor del caso es que cuando se supere la crisis de salud la recesión estará en su apogeo, con millones de desempleados, por lo que los vuelos no repuntarán de inmediato y se presentará la quiebra de decenas de firmas del sector por todo el mundo.

La aviación es un sector que no se mueve con recursos propios. La mayoría de los aviones se adquieren por medio de arrendamiento, ya que es el mecanismo que les permite contar con el volumen suficiente de aparatos para operar de manera rentable. Por desgracia este sector es muy vulnerable a todo tipo de contingencias, desde el mal clima, los precios de la turbosina, los cierres de fronteras por disturbios, los atentados, la saturación de aeropuertos, el retraso de los vuelos y cientos de inconvenientes adicionales.

Ahora, en una gran recesión, que ya empezó y puede llegar al nivel de la crisis de 1929, las aerolíneas tendrán que enfrentar a sus acreedores en un mercado muy deprimido y con una gran oferta de asientos. En este contexto, muchas empresas no podrán pagar ni los intereses de sus grandes deudas.

Para paliar la situación los gobiernos de países desarrollados protegerán a sus aerolíneas bandera por medio de estímulos fiscales y de subsidios, pero en el caso de países como el nuestro, que cuenta con recursos económicos limitados, es muy probable que algunas aerolíneas se declaren en bancarrota. El mercado en tiempos de recesión no está para sostener a todas las aerolíneas que operan actualmente.