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La moral es negociable, sostiene Atom Egoyan

El cineasta proyectará Invitado de honor, su filme más reciente, en la Semana de Cine Canadiense

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▲ Fotograma de Invitado de honor, que narra la historia de un padre que busca sacar a su hija de la cárcel.
 
Periódico La Jornada
Martes 17 de marzo de 2020, p. 8

A veces para hacer lo correcto se tienen que romper las reglas. El cineasta Atom Egoyan ve esto como algo interesante, y considera que la moral es algo negociable entre individuos en una forma en que a veces trasciende el tejido social.

En su reciente película, Invitado de honor, el director, de origen armenio, ilustra esta idea a través de personajes estrechamente ligados a los códigos: un inspector sanitario, una profesora y directora de orquesta, un sacerdote, un conductor de autobús.

En Invitado de honor, los personajes de Egoyan narran la historia de un padre que busca sacar de la cárcel a su hija. Al mismo tiempo, la película es un relato que demuestra que las cosas no siempre son lo que parecen.

Para Egoyan es ahí donde radica la belleza de crear un drama, porque el conflicto que existe entre estos personajes se puede aplicar a la vida fuera de la película. El director, desde alguna habitación en su casa, continúa reflexionando sobre el concepto de moral. Es lo que hacemos para protegernos a nosotros mismos y no lastimar a otros, e incluso, tal vez, dejar a otros experimentar el significado completo de tu vida, explica en pantalla.

Atom Egoyan, quien se hizo célebre en el mundo del cine en el orbe por cintas como Exótica y Dulce porvenir (que le dieron una nominación al Óscar como mejor director) se sigue considerando a sí mismo un migrante. Aunque llegó a Canadá siendo niño y su trabajo como cineasta se ha desarrollado principalmente en dicho país, afirma: “la consciencia que tengo de quien soy está basada en mis recuerdos en ese país y en que hubo otra vida.

Historias de la familia

Creo que siempre estás pensando en cómo hubiera sido tu otra vida si no te hubieras movido, y tu única forma de proyectarte dentro de eso es a través las historias que escuchas de tus padres y tu familia, sobre cómo era la vida ahí, y tratando también de proyectar eso mediante hechos en la vida que tienes ahora, dice el cineasta.

Como armenio, siendo de alguna forma heredero de la historia de su pueblo, Egoyen suele cuestionarse ¿es moral tener esta vida, donde te sientes libre, cuando está este dolor en tu propio linaje, y que tienes el deber de dejar para que otros recuerden? Para el cineasta esta situación está muy ligada a su concepto personal de moral.

Por un lado a veces es más fácil simplemente dejar que las cosas pasen, y hay un proceso natural en que la mente lo supera, pero también está este proceso artificial de querer recordarlo, porque si no va a desaparecer y es tu deber con tu comunidad no dejar que desaparezca. De alguna forma, el director busca con cada una de sus películas responder esto a través de sus personajes.

Como escritor, Egoyan trata de que sus personajes se encuentren en un entorno que pueda reflejar su estado mental. Busca visibilizar cómo intentan entender sus circunstancias, no hacer un comentario sobre eso. Sus protagonistas bien podrían ser cualquier persona con la diferencia de que tienden a enfrentarse a situaciones muy complejas. En el caso de Invitado de honor, los vínculos, los códigos en que se basa cada actor y su habilidad para seguirlos cobran especial importancia.

El cineasta armenio es de la idea de que el amor es algo raro y especial. Aunque también estima que la tecnología ha causado que muchos tengan la impresión de que el sentimiento es algo muy común. No creo que el núcleo de lo que es el amor haya cambiado, pero la manera de expresarlo y entenderlo se ha modificado mucho por las redes sociales. Pero seguimos anhelando ese sentimiento.

Invitado de honor forma parte de las siete películas que integran la Semana de Cine Canadiense que se celebra del 20 al 26 de marzo. La programación se puede consultar en semanadecinecanadiense.com