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Montan ‘‘un rompecabezas deshilado’’ alrededor de los 43 normalistas de Ayotzinapa

En su obra Desaparecer, Pascal Rambert ‘‘quiso dar forma escénica a un vacío dentro del pecho’’// Estamos en un país con una tierra repleta de muertos, deplora el dramaturgo francés en entrevista con La Jornada // Temporada en el teatro Juan Ruiz de Alarcón

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▲ ‘‘Me gusta escribir para las actrices. En la mayoría de mis obras el texto es más para ellas que para actores, porque en el repertorio del teatro los papeles de las mujeres son pocos. Es necesario que los dramaturgos vivos cambien esa situación”, considera Pascal Rambert.Foto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Jueves 5 de marzo de 2020, p. 5

Desaparecer es una palabra sensible en México, país en el que a diario las personas dejan de estar.Desaparecer se llama, precisamente, la obra de teatro que el dramaturgo y director escénico francés Pascal Rambert creó ex profeso para estrenarla en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario.

Esa producción es resultado de la colaboración de la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por conducto de la Cátedra Bergman, Teatro UNAM, el Centro Universitario de Teatro, la Compañía Nacional de Teatro y el Instituto Francés para América Latina (IFAL).

Rambert (Niza, 1962) ya ha presentado trabajos en México, en particular Clausura del amor, montado en francés y luego en español.

Cuando el año pasado fue invitado a ver esa producción, camino a dar una conferencia en la embajada de Francia, el dramaturgo vio las fotografías de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos exhibidas en Paseo de la Reforma. Aunque no le eran desconocidas, tocaron una fibra en él y decidió buscar más información en los periódicos.

Sentir lo que es el miedo principal

Con la idea de materializar la obra Desaparecer, que todavía no se llamaba así, Rambert regresó a México para conocer personas de teatro e integrar el elenco. Un pequeño detalle lo hizo reaccionar, cuando le preguntaron, en particular las actrices, a qué hora terminarían los ensayos, algo que en París, Pekín, Tokio o Moscú no sería problema. Ese comentario le hizo sentir ‘‘lo que era el miedo principal”, cuando explicaba al futuro elenco que pensaba contar la historia de un joven cineasta, de unos 25 años, que va al desierto de Sonora y desaparece. No se sabrá por qué, si lo mataron o fue por decisión propia.

El protagonista de Desaparecer no existe físicamente en la obra: ‘‘Su madre, tía, amigos de la universidad y el resto de la familia tienen una opinión sobre qué pasó. Todos ocupan un lugar en esta especie de rompecabezas, totalmente deshilado. Las vidas se deshilan cuando alguien desaparece así. Al final parece que conocemos al personaje principal por los hilos que todo el mundo aporta. Como suele suceder en las familias, nadie se pone de acuerdo. Básicamente la obra termina con las preguntas: un ser ¿qué es?, ¿en realidad conocemos a las personas que creemos conocer, incluidos nuestros hijos?”

El día que el dramaturgo regresó a París leyó la noticia de unos jóvenes a los que se les perdió de vista en una jungla en el sur de México: ‘‘Había muchas cosas que me señalaban ese sentido de vacío, de que de repente alguien ya no está aquí. Quise dar forma escénica a ese vacío dentro del pecho”.

Enorme importancia de las voces femeninas

Rambert, quien trabaja en varios países, nunca llega con una idea de lo que hará, más bien conoce actores, preferentemente ‘‘de los mejores”, habla con ellos y los escucha. Nunca escribe obras acerca de personas de la vida real. Hace dos años, cuando se reunió en México con gente de teatro durante una semana, supo que la obra se llamaría Desaparecer y que las voces femeninas serían de gran importancia.

‘‘Me gusta escribir para las actrices. En la mayoría de mis obras el texto es más para ellas que para actores, porque en el repertorio del teatro los papeles de las mujeres son pocos. Es necesario que los dramaturgos vivos cambien esa situación.”

Cuando conoció a Julieta Egurrola y Concepción Márquez, Rambert supo que la obra se construiría en torno a ellas ‘‘por como son”. Siempre escribe para ‘‘ciertos cuerpos y voces, así que escribí para Julieta porque es un poco seca”. También supo que trabajaría con Arcelia Ramírez, a quien vio actuar en Clausura del amor.

En las obras de Rambert siempre hay una mezcla de personas vivas y muertas. ‘‘No invento nada. El teatro tiene que tratar mucho con estar muerto o en el proceso de morir. Trabajé más de 20 años en Japón y he visto más de 80 obras de teatro No, que es eso: un diálogo entre los muertos y los vivos. Así que en mi teatro es común mezclar cosas así. No soy una persona folclórica; sin embargo, hay una tradición acerca de la muerte. Mi obra no tiene que ver con eso, aunque en todas mis piezas es evidente la presencia de la muerte. Estamos en un país en el que la tierra está repleta de muertos. Estoy influenciado, claro, de una manera muy sencilla por los lugares donde escribo. Desaparecer no la escribí en México, sino entre Japón y Nueva York”.

Las funciones de Desaparecer en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000) son jueves y viernes a las 19:30, sábados 19 horas y domingos 18 horas.

La temporada de la obra de Pascal Rambert concluirá el 5 de abril. Después efectuará una gira por varias ciudades del país, aún por definir.