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Mujer atacada con ácido en el Edomex, sin justicia desde hace seis años
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 3 de marzo de 2020, p. 27

Juchitán, Oax., Carmen Sánchez habla quedito, pero no por sentir miedo; al contrario, para ella es urgente que su voz y la de todas las mujeres que han sido agredidas con líquidos corrosivos sean escuchadas, porque sólo así recibirán justicia. Ser rociada con ácido es una muerte en vida porque no es la piel la que se daña, sino el alma, aseguró.

Hace seis años, el 20 de febrero de 2014, su esposo y padre de su segunda hija le arrojó ácido al rostro y otras partes del cuerpo en el estado de México, de donde Carmen es originaria. Actualmente reside en Oaxaca y él sigue prófugo.

La impunidad es el dolor más grande que Carmen enfrenta diariamente. Cuando se levanta y se mira al espejo imagina cuántas mujeres viven como ella tras padecer un ataque con ácido, situación que atribuye a la violencia machista y a la falta de justicia que priva en México.

Hoy Carmen sigue en tratamiento médico, pues su rehabilitación es lenta. No sabe cuántas cirugías le han practicado. También acude cada semana a terapia sicológica.

Se reencontró consigo en un espejo tres meses después de la acometida, y salió a la calle ocho meses más tarde. La necesidad económica y la sed de justicia la obligaron a dejar su casa y enfrentarse a una sociedad donde puedes recibir tanto una palabra de aliento y solidaridad como de discriminación.

Cada día es una nueva oportunidad para Carmen, quien durante años tocó puertas buscando apoyo de legisladoras. El pasado 6 de enero se publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México una ley que ella impulsó, que castiga con 12 años de prisión a quien atente contra una mujer con ácido, delito que ni siquiera estaba tipificado.

Las que hemos vivido esta violencia y sobrevivimos de ella nos enfrentamos a una recuperación cara y complicada porque todo cambia, los sueños y las ilusiones se pulverizan, el alma se quiebra, pero por fortuna siempre hay otro día, y con esa idea es que he podido seguir adelante y exigir la detención urgente de ese hombre que me destruyó la vida y que hoy sigue escondido haciendo daño a otras mujeres, advirtió.

En entrevista telefónica, Carmen narró que en los hospitales públicos no se sabe tratar a pacientes quemados con ácido. Ella pasó más de 13 horas esperando ser atendida y en ese tiempo su piel se desgajó, lo que propició complicaciones para su rehabilitación.

Creo que los médicos y enfermeras desconocen la magnitud de que te echen ácido en la cara, porque no es común. Sentí como si algo me quemara por dentro, todo me ardía y me dolía, comentó.

Al cabo de cuatro años el expediente judicial de Carmen se perdió, y aunque hoy la búsqueda del agresor continúa también existe una complicación económica, el uso de cremas especiales y ropa adecuada para el tratamiento. Nada ha sido fácil, y sólo las mujeres que vivimos este tipo de agresión lo sabemos.