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Ver día anteriorSábado 15 de febrero de 2020Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Infancia y sociedad

Amor al revés es miedo

S

egún el famoso palíndromo: amor al revés es Roma, solemos también creer que el odio es el sentimiento opuesto al amor. Pero si se trata de aprendizaje, desarrollo mental o química cerebral, el verdadero antagonista emocional del amor es el miedo. No me refiero a ese miedo que con su tremenda carga de adrenalina nos hace superar nuestros límites físicos para huir o vencer un obstáculo que en condiciones normales no podríamos enfrentar, como el caso de la mujer que logró levantar un auto porque su hijo había quedado debajo de él. Me refiero al miedo que paraliza, que intimida y pone en entredicho la autoestima y la aceptación de los demás: maestro, compañeros, padres o novia…

Ese miedo disminuye neurotransmisores como dopamina u oxitocina (que mejor debiera llamarse exitocina), y el individuo instrumenta conductas de huida ante la incapacidad de enfrentar tareas y problemas que sin miedo podría enfrentar con éxito. Por ello, el destacado biólogo y filósofo chileno Humberto Maturana ha dicho siempre que la única emoción capaz de ampliar la inteligencia es el amor. Años antes, el epistemólogo suizo Jean Piaget había reconocido en su Sicología del niño que detrás de todo acto, por intelectual que sea, hay un móvil afectivo. De ahí que las escuelas de tipo Freinet han eliminado de la práctica diaria los exámenes y las (des)calificaciones, ya que como herramientas de valoración individual asustan a los niños sin ningún beneficio. Un ejemplo que clarifica lo anterior es la respuesta que la maestra Chela Tapia, pionera en aplicar este método en México, dio a uno de sus alumnos durante la asamblea general: “Oye, maestra Chela, ¿te puedo hacer una pregunta tonta?”… Y ella respondió: Ninguna pregunta es tonta.

Hay mucho que comprender del mundo emocional si realmente se quiere mejorar la educación, si realmente se tiene el objetivo de formar seres libres y pensantes que crean en sí mismos, que asuman responsabilidades y ejerzan sus derechos. Escuchar, mirar y aceptar a los alumnos en cualquier situación que se encuentren es la mejor muestra de amor. La aceptación y la confianza ahuyentan ese miedo que paraliza y aleja el interés de los alumnos por el conocimiento, por confiar en sí mismos y en los demás…

P.S. el amor de las mujeres es para valientes; los cobardes prefieren matarnos.