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Desde otras ciudades

Un frondoso huerto es la pequeña mancha verde en la favela más antigua de Río

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▲ El famoso Pão de Açúcar, cuyas playas Roja y Urca son representativas en Río de Janeiro, en donde la opulencia y pobreza también se diferencian en el verano .Foto Afp
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lê Roque pasea por el silvestre huerto en Río de Janeiro, aparta las hojas de la vegetación para enseñar lo que ayudó a plantar el año pasado. Este cacao se está desarrollando bien... Miren a este árbol de lima, está lleno... Montones y montones de tomates... Ese un acaí..., comenta. Parece que siempre hay algo más que mostar: Jengibre, aguacates, piña, batata.

Se agacha ante un camote y decide recogerlo con los niños a quienes enseña a cuidar plantas en este y otros lugares de la comunidad. Además de proporcionar alimentos gratis a los vecinos, estar en ese huerto tiene otro beneficio: se está mucho más fresco bajo su sombra, lo que representar una rareza en esta parte de la ciudad, lejos de la brisa marina de Copacabana e Ipanema.

Este pequeño trozo de tierra vacía se encuentra junto al centro de Providencia, la primera favela de Río, donde casas humildes se apiñan en ángulos improbables y los agujeros de bala revelan la presencia de narcotraficantes.

Es una de las docenas de lugares donde la gente comienza proyectos que aportan algo de verde a un paisaje urbano sin árboles, que contrasta con el frondoso bosque que se extiende junto a la ciudad. El grupo activista Catalytic Communities ha identificado proyectos sostenibles en toda la ciudad y trata de fomentar una red de apoyo.

Parece que ahora, de pronto, incluso en los últimos seis meses, hay un aumento en el interés, dijo Theresa Williamson, directora ejecutiva del grupo.

Roque afirma que si los niños se pasan el día viendo sólo callejones, balas, envoltorios vacíos de drogas y basura, les costará contribuir al mundo con algo bueno. Necesitan espacios donde jugar y recoger flores.

Río es famosa por las espectaculares vistas de su extrema topografía, con su combinación de selva y costa. Pero si se mira más allá de las postales se encuentra una imagen de distopía urbana tras décadas de expansión descontrolada y negligencia del gobierno. Se dice que incluso la estatua del Cristo Redentor, colocada sobre un monte en la selva, cerca de la costa, da la espalda a la mayor parte de la metrópoli.

El sol no golpea a todos por igual. Los barrios con vegetación, que tienden a ser de los más ricos, sufren menos, mientras el calor castiga las amplias extensiones de tejados de aluminio y asbesto. Los densos vecindarios de Río son de los que tienen menos vegetación en todo el país: 80 de ellos cuentan con casi 1 por ciento de zona arbolada, sobre todo en la parte industrial, al norte. Sin sombra ni evapotranspiración, las llamadas islas de calor hacen el verano aún más brutal.

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