Economía
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Reporte de Moody’s

Nueva política energética, clave en la caída del PIB
 
Periódico La Jornada
Miércoles 5 de febrero de 2020, p. 21

El entorno externo y la política monetaria restrictiva contribuyeron a la caída de la economía mexicana el año pasado. Sin embargo, el factor clave de la baja fue la reacción adversa de los inversionistas a los mensajes de políticas mixtas y el miedo a los cambios regulatorios y fiscales, particularmente en el sector energético, aseguró Moody’s en un reporte. Se abrió una brecha de confianza debido a las decisiones gubernamentales del año pasado, consideró aparte Charles Seville, director de riesgo soberano en Fitch Ratings.

Cinco días después de que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía informara que el producto interno bruto (PIB) se contrajo 0.1 por ciento el año pasado, dos de las tres principales firmas de riesgo crediticio –Moody’s y Fitch– no movieron el estatus de las calificaciones con que recomiendan la deuda avalada por el gobierno mexicano, pero reseñaron los aspectos que frenaron el crecimiento y que persisten como riesgos para este 2020.

México realmente se ha apegado a sus objetivos fiscales y ha mostrado un satisfactorio manejo en la trayectoria de la deuda pública para bajarla en sus últimos tres presupuestos (...) Esperamos una recuperación del crecimiento de alrededor de uno por ciento este año, declaró Seville durante el Credit Outlook 2020.

Agregó: La imagen del país se ha ido deteriorando por factores como la gobernanza, la inseguridad, la corrupción y el estado de derecho; aunque no especificó desde cuándo, éstos comenzaron a ser preocupación para la calificadora crediticia. Apuntó que si se profundizan habrá un recorte a la calificación.

En su diagnóstico, el año pasado, la baja inversión se debió a la incertidumbre doméstica, sobre todo en el sector energético y las decisiones gubernamentales generaron desconfianza, que se vio empatada con un gasto de gobierno exprimido. Aunque admitió que ha habido un manejo prudente –el año pasado terminó con un superávit primario de 1.1 por ciento–, es difícil tener finanzas públicas sanas si la economía no está creciendo.

En ese sentido, recalcó que Petróleos Mexicanos se mantiene como un gran riesgo por su integración con las finanzas públicas. Aunque arrastra problemas de tiempo, una producción que no repunta y una deuda que simplemente es muy amplia, si no hay cambios en algún momento el gobierno tendrá que lidiar con esa deuda.

Moody’s también prevé un crecimiento de uno por ciento –por debajo del 1.3 previo–, siempre y cuando el consumo privado se comporte relativamente estable, el gobierno incremente el gasto público y se mejore la confianza empresarial, porque la ratificación del Tratado México, Estados Unidos y Canadá tendrá un impacto limitado en la inversión.

Si el sentimiento comercial negativo persiste y la inversión privada sigue teniendo un rendimiento inferior, los ingresos del gobierno podrían quedarse cortos, lo que afectaría el resultado fiscal, ya que el presupuesto de este año se basó en un supuesto de crecimiento económico anual de 2 por ciento, enfatizó.

Las calificadoras dan una nota sobre qué tan riesgoso es invertir en un país. Durante el primer tercio del año pasado, México vio bajas constantes. A la fecha, Fitch mantiene la deuda mexicana en BBB con perspectiva estable, Moody’s en A3 con perspectiva negativa y Standard & Poor’s en BBB+ con perspectiva negativa.