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Tamaliza y Supertazón complementan el ocio dominical de quienes se quedaron
 
Periódico La Jornada
Lunes 3 de febrero de 2020, p. 28

La zona de La Merced y el Centro Histórico se vieron abarrotados ayer por capitalinos que buscaban vestir de último momento a sus niños Dios y festejar con la familia el Día de la Candelaria con tamales, un buen champurrado, un atole de masa o un atole de guayaba.

En tiendas, boutiques, ferias, puestos de la esquina o en los ubicados afuera de panaderías, la gente hizo fila para pagar a familiares o amigos la deuda por sacar el muñeco de la Rosca de Reyes, con un tamal de mole, rajas, verde, de dulce, oaxaqueño, de queso o gourmet.

Desde temprano la gente acudió con sus bolsas de mandado y ollas a comprarlos en los puestos de las colonias, cuyos precios iban de 15 a 18 pesos; pero en ferias, como la de Coyoacán, estaban entre 40 y 90 pesos, según el lugar de origen.

Los restaurantes de comida mexicana también registraron un aumento de comensales, que asistieron con la familia para celebrar este día –que recuerda la presentación del niño Jesús en el templo de Jerusalén, de acuerdo con el santoral católico– con un precio de 35 pesos.

Por la tarde, la gente acudió a restaurantes, bares y cantinas para ver el Supertazón, varios de los cuales, como en Polanco y Condesa, lucieron repletos y varios aficionados tuvieron que esperar a que se cancelara alguna reservación para ingresar.

Otras familias decidieron disfrutar el encuentro de futbol americano entre los 49 de San Francisco y los Jefes de Kansas City, en las zonas de comida rápida de plazas comerciales, o en casas de familiares o amigos, por lo que la ciudad se observó semivacía.

La Cámara de Comercio, Servicios y Turismo en Pequeño de la Ciudad de México estimó que ambas celebraciones dejaron una derrama económica cercana a los mil millones de pesos, ante el incremento hasta de 80 por ciento en las ventas de algunos negocios.

Tan sólo la preparación y consumo de tamales impulsó las ventas en molinos de masa, materias primas, chiles secos, especies, moles, recauderías, pollerías y carnicerías, generando una derrama de 225 millones de pesos.

Mientras, por la vestimenta de los niños Dios se tuvo una derrama de 63 millones, a lo que se suma lo obtenido por la edición 54 del Supertazón, que ascendió a 700 millones 400 mil pesos, monto 3 por ciento superior respecto del año pasado, indicó.