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Inversión real, no discursos // Emilio Lozoya, insaciable

E

n los 14 meses de gobierno de la 4-T han sido frecuentes los anuncios de la cúpula privada sobre supuestas megainversiones, que demuestran nuestro compromiso con México, aunque nunca trasciendan el discurso. No es la primera vez que los grupos de poder económico formulan tales pactos; de hecho, esa ha sido la tónica de las últimas décadas y, a la hora de la hora, nada de nada, porque de acuerdo con los indicadores oficiales el nivel de inversión productiva se mantiene en las tasas observados 40 años atrás.

De ahí que el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) –de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes–- advierte que el resultado negativo del producto interno bruto en 2019, de acuerdo con el reporte del Inegi, confirma un fundamento económico: sin inversión no hay crecimiento.

Si bien la disminución del PIB resultó modesta, distinta a las contabilizadas en 1995 y 2009, resultó similar a la registrada en 2001, cuando México entró en un periodo de tres años de estancamiento productivo que sólo se revirtió hasta 2004.

En este contexto, debe ponderarse que el resultado de 2019 vino propiciado por el freno endógeno que la inversión productiva sufrió desde el segundo trimestre de 2018, factor que ya motivó el deterioro de, por ejemplo, la capacidad potencial de crecimiento que tiene el sector de la construcción: su afectación tiene una vinculación directa con otras 50 ramas de la economía nacional.

El ciclo económico del PIB hace patente que su tendencia negativa se mantuvo durante el cuarto trimestre de 2019. Es momento de que se aplique un cambio de modelo económico y de gestión pública: orientarse a resultados.

Propone El IDIC seis pilares de reactivación económica emergente. El primer aspecto es tener una visión de interés nacional que haga a un lado intereses particulares e ideologías. El segundo es la nueva visión de política industrial integral para establecer sectores y regiones estratégicas.

Le siguen objetivos claros y medibles, pues el crecimiento económico es la única vía que permite alinear e integrar las estrategias del gobierno federal con las del sector privado y los gobiernos estatales; garantizar que la inversión y el gasto (público y privado) tendrán el mayor efecto multiplicador en México, por lo que debe propiciarse mayor contenido nacional; poner en marcha una política de sustitución de importaciones, y que la inversión y el gasto públicos privilegien lo hecho en México en sus grandes obras de infraestructura. Es igualmente prioritario el pago oportuno a proveedores.

De poco sirven, en el corto plazo, grandes obras de infraestructura, inversiones millonarias que impliquen la importación de insumos y maquinaria sin participación de empresas nacionales y la correspondiente transferencia de capacitación e innovación tecnológica. El contenido nacional tiene el mayor efecto multiplicador.

Durante 40 años México desmanteló su sistema productivo por aceptar la falsa premisa de que era mejor comprar barato al exterior. Ante el T-MEC (mayor contenido regional y nuevas reglas de origen), nuestro país debe crear una base de empresas que puedan fabricar lo que hoy se importa; para ello se requiere fortalecer a Nafin y Bancomext, así como alcanzar acuerdos de transferencia tecnológica con las trasnacionales.

Lo descrito confirma que aún no se toca fondo y que tendrán que instrumentarse acciones de política económica diferentes. El establecimiento del Gabinete de Crecimiento Económico puede representar un primer paso para, con las nuevas directrices de política económica e industrial, operar la puesta en marcha de un nuevo modelo económico que tenga el interés nacional como visión y el crecimiento económico como mecanismo para lograr mayor nivel de bienestar social.

Las rebanadas del pastel

De plano, con los recursos públicos Emilio Lozoya era insaciable: la Unidad de Inteligencia Financiera informó que este prófugo de la justicia desvió 83 millones de pesos mediante una universidad que contrató empresas fachada.