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Ciudad perdida

Irrupción azul en puestos claves

A

unque socialmente está desmoronado y casi no existe, el Partido Acción Nacional ha logrado penetrar con algunos de sus agentes las filas del gobierno de la ciudad, con todo lo que ello supone.

Jorge Romero, ex jefe delegacional de Benito Juárez y ex diputado local, y Mariana Gómez del Campo, cuya mejor recomendación es su parentesco con Felipe Calderón, han colado a sus agentes azules en algunos puestos de mayor importancia dentro de los organismos de vigilancia de la ciudad.

La red panista de abogados, principalmente, ha sido denunciada en varias ocasiones por mantener el control de algunos órganos vitales para el gobierno de la ciudad. Tal vez el ejemplo más claro sea el del contralor del Congreso de la ciudad.

En ese importantísimo lugar labora Jorge Real Sánchez, un incondicional de Jorge Romero, con una amplísima carrera azul, lo que configura, con Mauricio Tabe, ahora al frente del Congreso, también subordinado a Romero, una red que propició la debilidad del diputado Ricardo Ruiz, de Morena, y que trabaja, necesariamente, en contra del gobierno de Claudia Sheinbaum.

Y no sólo él. Hasta diciembre pasado, César Iván Rodríguez Sánchez, hombre de las confianzas de Mariana Gómez del Campo, se había apoderado de la contraloría del Info de la CDMX. A ese lugar arribó protegido por la secretaria técnica del Info, Ana Lía de Fátima García, prima de Mariana y de Armado González, director de administración. Así que nada se les escapó.

Aunque ha pasado inadvertido para muchos, el caso es que el PAN, con un minúsculo apoyo popular y con todo el descrédito que le han otorgado sus gobernantes, ha logrado una presencia que no corresponde –desde hace mucho, principalmente en la ciudad– a sus apoyos electorales.

Hoy por hoy, el asunto es que Jorge Romero está convertido en uno de los casos de impunidad más sobresalientes. Si la contraloría del Congreso está manejada y manipulada por un panista endeudado políticamente con Romero, eso da la seguridad de que en el caso tan sonado de los dineros usados para la reconstrucción –donde Romero y otros dos diputados perredistas han sido señalados como posibles responsables de alguna irregularidad–, cuando menos el ex delegado tenga ya el boleto que le asegura, pese a todo, la tranquilidad que fluye del contubernio.

Ya es hora de poner en claro la fuerza del voto. El cuento de la democracia ya no puede ser usado por el panismo para seguir impune y para mantener posiciones de importancia en contra de lo que indicó el voto, que si bien se recuerda restó fuerza al grupo azul al que midió por sus acciones de gobierno y nada más.

De pasadita

Desmontar las malas prácticas políticas, por ejemplo en el sindicato de trabajadores del gobierno de la CDMX, llevará tiempo. Si bien es cierto que hasta hace muy poco tiempo el liderazgo, es decir, la secretaría general de ese organismo era una designación directa del jefe de Gobierno, ahora parece que el gobierno de Claudia Sheinbaum busca no intervenir en la vida del sindicato, y menos en su elección.

La encomiable decisión de la jefa de Gobierno ha causado caos entre quienes no saben vivir en democracia. El sindicato que su ex líder Juan Ayala corrompió hasta los huesos, nos cuentan lo propios sindicalistas, se ha convertido en un campo de batalla de todos contra todos, donde lo que se pelea es el botín que significa el puesto de mayor rango.

Tal vez lo mejor en estos casos sea ir desmontando poco a poco la carrocería de la corrupción, que pesa mucho mas de lo que nadie se imagina, en lugar de cortar de una vez con lo que ha causado tanto daño. Vamos a ver.

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