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Dinámica económica de México: la cuarta
E

l Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) acaba de dar a conocer una serie económica importante. La trimestral del ahorro bruto desde 1993. Relación con el producto interno bruto (PIB) y origen, economía interna o resto del mundo.

¿Qué proporción del PIB es la normal del ahorro interno que financia la inversión? Veamos los últimos trimestres de este año, de evidente retracción, por cierto. El porcentaje sería apenas superior a 21 por ciento del PIB. Y si observamos el comportamiento a mediados de los años 90 –luego de la crisis 1994-1995–, este 21 sería también el porcentaje inicial y final de un ciclo de aproximadamente 10 años.

Sí, a partir de 1996 el ahorro bruto se eleva hasta un porcentaje de 23 por ciento del PIB en los años 1998 a 2000 para luego descender a ese nivel del 21 por ciento y básicamente mantenerse en él hasta 2004. ¿Y luego? Empezó un ciclo de ascenso hasta 2008. Y el ahorro alcanzó un sorprendente 24 por ciento del PIB. Pero la crisis de 2009 lo hizo descender rápidamente hasta poco menos de 22 por ciento. Aunque también rápidamente se recuperó. Y de nuevo alcanzó ese 24 por ciento en 2011. Pero luego descendió de nuevo hasta el 21 por ciento actual. Comportamiento altamente volátil. Un punto del PIB es cercano a 12 mil millones de dólares. Y el ahorro bruto total de esos 21 o 22 puntos del PIB, entre 260 y 280 mil millones de dólares. Monto similar al de la formación bruta de capital, al de la inversión que mueve la economía y que se abastece del ahorro.

Por eso, intentar un seguimiento de la economía exige –recordaría Perogrullo– el seguimiento de la inversión. Y seguir a ésta requeriría entender el ir y venir del ahorro. A decir del Inegi, es la parte del ingreso disponible que no se gasta en bienes y servicios de consumo final. En menor proporción es ahorro externo. Y permite a los agentes económicos adquirir activos. Las relaciones ahorro, inversión y producto son clave en el pensamiento económico ortodoxo y crítico. Y más la relación ahorro interno-ahorro externo. Muchos estudios sobre la relación ahorro-inversión. Y sobre las tendencias de largo plazo. Descendentes, por cierto, en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

Para el caso de México, el interno tiende a ser 90 por ciento del total. El externo, sólo 10 por ciento. Juego de números que deben ser estudiados. En el país, Flor Brown y Lilia Domínguez, de la Universidad Nacional Autónoma de México, han estudiado con cuidado el ahorro de familias y hogares. Algo sobresale. Pese al estrecho nexo con Estados Unidos, nuestra economía se sustenta en los fondos internos que no se gastan en bienes y servicios de consumo final. Las Afore, entre ellos. Anualmente rondan 260 o 270 mil millones de dólares. A veces un poco más. Compensan momentos de ahorro externo negativo. Cuando salen recursos. Esto, por cierto, ha acontecido este año.

Oficialmente se indica desahorro externo de menos 18 mil y menos 8 mil millones de dólares en los trimestres segundo y tercero. Ha hecho más difícil el inicio del sexenio. Además –para acabarla de amolar–, la revisión de datos oficiales de la producción industrial estadunidense muestra más dificultades. La industria de nuestros vecinos registra crecimientos menores desde hace 10 meses y decrecimientos en septiembre, octubre y noviembre. Sí, producción industrial en declive que nos afecta profundamente. El asunto es delicado. Y no se ve recuperación pronta. Lamentablemente.