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En fotos, los ausentes se sientan a la mesa

Desaparecidos acuden a cenar con sus familias
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▲ En una emotiva ceremonia, familiares de los desaparecidos dialogaron de forma simbólica con ellos.Foto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Sábado 7 de diciembre de 2019, p. 14

Familiares de personas desaparecidas obraron ayer el milagro de conversar con sus seres queridos otra vez, de darles la bienvenida de regreso a sus hogares, de estrecharlos en un abrazo largamente postergado, a través de una ceremonia en la que los trajeron frente a sí para no pasar una Navidad más sin ellos.

Como han hecho durante toda la semana, integrantes de diversos grupos de búsqueda de víctimas de desaparición se movilizaron ayer en la Ciudad de México para llamar la atención de autoridades y ciudadanos sobre el drama que viven cotidianamente y hacerles ver que, en este país ya nadie está exento de sufrirlo.

En esta ocasión, instalaron una mesa en la glorieta del Ángel de la Independencia, donde colocaron regalos y una cena de Navidad. Ahí, rodeados de miles de autos, pero al mismo tiempo en una ceremonia íntima y emotiva, se sentaron con las siluetas de cartón que llevan pegadas las fotos de sus hijos e hijas, sus hermanos o esposos, para decirles todo lo que no les han dicho en el tiempo que llevan ausentes.

Les contaron cuánto los han extrañado, les hicieron ver lo felices que los hace su regreso, les dije-ron que con ellos, sus vidas están completas otra vez. El dolor, la alegría, la nostalgia y la esperanza –todo mezclado– casi podían tocarse con la mano.

Al final, fundidos en un abrazo, los familiares de los ausentes se dieron permiso de cantar, de dar-se ánimos, incluso de reír un poco, y de preparar las siguientes jornadas en busca de sus seres queridos.

Doña Rosaura Magaña Rivera pudo platicar así con su hijo Carlos Eduardo Amador Magaña, quien desapareció el 13 de junio de 2017, cuando un grupo de supuestos agentes de la Fiscalía del estado de Jalisco se lo llevó a él y a tres personas más en la ciudad de Tlaquepaque, sin que hasta la fecha se sepa de su paradero.

Este acto simbólico es muy doloroso, pero es lo que vive uno y la familia entera. Las navidades no son las mismas; no hay entusiasmo ni espíritu navideño ante una silla vacía. Para mí, esto significó que el mundo se entere que no estamos locas, que si lo estamos, es porque traemos el corazón y el alma rotas, expresó.

Para María Teresa Valadez Kinijara, quien busca a su hermano Fernando, desaparecido el 11 de agosto de 2015 en Guaymas, Sonora, esta cena representó transportarse en espíritu con ellos, con todos los que no están con nosotros. Se me eriza la piel, porque en espíritu y en corazón, estuvimos con ellos. Se siente bonito y se siente triste a la vez; son sentimientos muy encontrados.